Las calles avilesinas han recobrado la normalidad tras las inundaciones registradas ayer, que generaron un caos circulatorio al anegarse dos de las principales calles de acceso y salida de la ciudad. Los trabajos de limpieza en Llano Ponte, la zona más afectada, se prolongaron hasta la madrugada, y aún continúan en algunos establecimientos y garajes.

Avilés registró ayer las inundaciones más graves desde la primavera de 2010, cuando las lluvias torrenciales llegaron a paralizar la actividad de Alcoa. La intensa tromba de agua que cayó a primera hora de la tarde, casi a la hora de la pleamar (16.30 horas), inundó el centro de la ciudad y provocó un caos circulatorio y cuantiosos daños, principalmente en bajos comerciales y garajes. La zona más afectada fue la calle Llano Ponte, donde unos jóvenes navegaron en lancha neumática mientras vecinos y comerciantes sacaban agua de bajos y garajes a calderos. "Esto parece tercermundista", protestaban los afectados. La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, destacó que "la diligencia y la colaboración con otros efectivos evitó males mayores".

Las tres y media de la tarde fue la hora punta de las inundaciones en las calles Llano Ponte y El Muelle, dos de las principales vías de acceso y salida del centro de Avilés, que permanecieron cerradas al tráfico entre las 15.30 y 20.00 horas. Con el tráfico aún sin cortar y el nivel del agua cada vez más alto, los conductores que pretendían salir de la ciudad a media tarde se encontraron atrapados. La rotonda de Los Oficios quedó colapsada, y las calles en dirección prohibida y también las peatonales se convirtieron en la única vía de escape gracias a que la Policía Local bajó los pivotes de acceso al casco histórico.

La centralita de la jefatura policial llegó a saturarse por el aluvión de llamadas de emergencia. Mientras Llano Ponte y El Muelle se convertían en auténticos ríos, por media ciudad reventaban tapas de alcantarilla y bocas de riego, como ocurrió en la avenida de San Agustín y la plaza del Vaticano. En total fueron cuatro las calles que se cerraron al tráfico (además del puente del Reblinco, barrio que quedó anegado): la arteria de la ría, desde la glorieta de Los Canapés hacia la calle Conde de Guadalhorce, Llano Ponte, El Muelle y El Quirinal, donde el reventón de una tapa de alcantarillado de la altura del número 15 llegó a dañar el asfalto. En Rivero se vino abajo el balcón de un edificio, que afortunadamente no alcanzó a viandantes.

En lancha por el centro de Avilés

En lancha por el centro de Avilés

Hasta cuarenta zonas se vieron afectadas por entrada de agua en locales, garajes y viviendas, si bien la peor parte se la llevó esta vez Llano Ponte, imagen del caos. Hasta que se cerró al tráfico, los vehículos contribuyeron a empeorar la inundación al elevar el nivel de las aguas, que se colaron anegando portales y bajos comerciales. A su paso, el agua entraba como si fuesen olas en portales y establecimientos.

"Esto es un auténtico desastre, lo primero que tenían que haber hecho es cortar el tráfico", protestó el director de la ONCE en Avilés, Juan Jesús García.

En los garajes, con más de medio metro de agua, salían cascadas de las tuberías. "Hay bombas, pero no funcionan porque estamos sin luz", señaló el avilesino Santiago Silvoso. El centro de salud de Llano Ponte también se vio afectado. Con el garaje y el archivo anegado, permaneció una hora sin luz ni teléfono, explicó el equipo médico de guardia.