La Fiesta de Asturias

Dentro de dos semanas se cumplirán 135 años de aquella pionera reunión de amigos que se llamó Centro de Asturianos. Era la primera asociación regional constituida en Madrid y la segunda de estas características en el mundo. Solamente existía el precedente del Centro Gallego de La Habana. Hoy el Centro Asturiano de Madrid es el decano mundial pues el famoso centro cubano ya ha desaparecido. Personalmente cuando felicito a algún amigo por su aniversario siempre le digo: “que cumplas muchos cumples” y suelo añadir la tradicional coletilla “y que los disfrutes con salud”. Por tanto, de la misma manera espero que esta asociación de amigos de Asturias saboree espléndidos y largos años de existencia en el incierto futuro.

Tanto en el corazón de Madrid como en esta preciosa Quinta tenemos un hogar para gozar de la amistad, de la cultura, de la diversión y hasta de la gastronomía. Pertenecemos a un club privilegiado en el que casi a diario se celebra un acto con alguna de estas actividades. Con mayor o menor implicación podemos disfrutar de recitales de poesía, acudir a conciertos musicales, asistir a conferencias, presentaciones de libros, homenajes, jornadas de integración social, jornadas gastronómicas, lúdicas, folclóricas, deportivas… ¡Que más queremos en este tiempo de prisas, conflictos, desigualdades, precariedad!

Cuando llegué por primera vez a la Puerta del Sol hace ahora unos cincuenta años era un muchacho perdido en una gran ciudad, ignorante de la vorágine diaria de una vida compleja, llena de dificultades para sobrevivir. Acostumbrado a vivir en un pueblo, activo e industrial, pero un pueblo casi cien veces más pequeño que Madrid, la capital me quedaba enorme, difícil, inabarcable, complicada… vamos, para desanimarse. Venía a estudiar y a prepararme para ser periodista pero al principio “el cielo se me caía encima”, que decían Astérix y Obélix. Entonces me refugié en el Centro Asturiano, en la vieja sede de la calle Arenal, en cuyos salones leía la prensa, repasaba las informaciones y tomaba minuciosos apuntes de la jornada mundial. Así aprendí, poco a poco, a vivir en Madrid.

El centro fue siempre, no solamente un punto de encuentro sino también un lugar de cohesión, de creación de iniciativas, de fomento de amistades. Se le ha acusado de nostálgico, de fomentador de la añoranza, de la morriña, pero esa es una visión peyorativa de una asociación en la que he visto mucha concurrencia de primeros directivos de grandes empresas, de famosos artistas, de emprendedores que han hecho una Asturias más universal. Ejemplo de lo que digo lo tenemos cerca. No hay más que fijarse en nuestro presidente del Consejo Superior, Francisco Rodríguez. Y una de las formas más hermosas de universalizar la tierrina es oficiar fiestas como esta, divertirse celebrando nuestra asturianía, nuestra ilusión por llevar el nombre de Asturias por el mundo. Porque asturiano no es solamente un origen, es una marca indeleble que llevamos toda la vida, aquí o en las lejanas antípodas.

Bastantes de nosotros acabamos de volver de unas increíbles vacaciones en el Principado, colmadas de sol y de fiestas. Julio y agosto están repletos de romerías y festejos repartidos por toda la geografía astur. Pero ya estamos en Madrid, ya es septiembre. Claro que podemos aprovechar ahora aquí y celebrar en la Quinta muchos de los festejos septembrinos como los del Portal de Villaviciosa, la Guía de Llanes, el Certamen de la Avellana piloñés, el San Mateo de Oviedo, los de la Virgen del Acebo en Cangas del Narcea y en Somiedo, los de Corvera, los del Avellano en Pola de Allande o los de La Blanca en Barcia o en Nueva de Llanes. Cada uno que cierre los ojos y sueñe con las fiestas de su pueblo.

Aquí hoy venimos a celebrar el día de la Santina, “la reina de nuestra montaña” que pregona su himno al tiempo que señala que “brilla en la altura más bella que el sol”. Venimos a proclamar que somos asturianos, asturianos y universales, a festejar el Día de Asturias con familiares y amigos, a divertirnos, a llamar a la convivencia astur a esos cincuenta mil residentes en la comunidad madrileña que somos originarios de la tierra de universales como Jovellanos, de la tierra de Campoamor, de Clarín, de Pérez de Ayala, de Casona, de Riego, de Severo Ochoa, Grande Covián, Margarita Salas, García de la Concha, de ese cura de la corbata roja que es un Ángel, de Víctor Manuel, de Hevia, Melendi, de la saga de los Vaquero, de Carreño Miranda, Piñole, de Bauluz, de Pepín Fernández y Ramón Areces, de Campanal y Quini y Abelardo y Villa, Mata, Cazorla, de los Entrerríos, Fernando Alonso, Manuel Busto, de José Andrés, de Cosme, Rutilio, de aquellos Posada Herrera, Pidal, Rodríguez Sampedro, Melquiades Álvarez y demás fundadores y potenciadores de este veterano y honorífico club… de enamorados de Asturias como Gustavo Bueno, Emilio Alarcos, Gaspar Llamazares, Pedro Duro, Álvaro Delgado, López Otín y tantos otros… a extender el nombre del Principado a lo ancho y largo del Planeta.

Así que disfrutemos, divirtámonos y proclamemos a todos los vientos, gritemos Viva Asturias, Puxa Asturies, aúpa los asturianos y los amigos de Asturias.