Al lado de los europeos, los jóvenes asturianos están moderadamente bien formados pero demasiado desempleados. Así los ve un estudio que hace competir a las comunidades autónomas españolas con los países de la UE y que utiliza como unidad de medida el "desarrollo juvenil", un concepto en el que además de la educación y el empleo son ingredientes la tasa de emancipación, las condiciones de vida y el manejo de las nuevas tecnologías. El índice global, tal y como lo ha calculado el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, sitúa a Asturias por debajo de la media europea -como todas las regiones españolas-, pero por encima del promedio nacional, ayudado por la comparativamente sólida formación de su juventud y lastrado por el denso impacto del paro en las edades analizadas.

En una clasificación de 45 componentes que combina los 28 estados miembros de la UE con las 17 comunidades autónomas españolas, que lideran Dinamarca y Finlandia y cierran Canarias y Rumanía, la juventud asturiana sería la vigésima tercera más desarrollada, la quinta entre las regiones. Ronda el aprobado raspado, el cinco sobre diez, al nivel de Hungría y Chipre, pero el análisis admite matices cuando desciende al detalle. Los jóvenes asturianos arrastran el mismo lastre que los demás españoles, su mala posición en cuanto al empleo y la tasa de emancipación, en ambas por encima de la media española y por debajo de la europea. Sólo dos países de la UE, Italia y Grecia, tienen un índice de paro juvenil superior al asturiano, aunque en esta tabla también hay siete autonomías peor que Asturias.

El Principado flaquea también en las condiciones de vida, un parámetro que cruza datos de mortalidad, fecundidad, accidentes o suicidios y en el que Asturias es una de las cuatro únicas regiones españolas bajo el promedio de la UE, pero se siente fuerte en el nivel formativo -aquí es la cuarta región- y en la competencia tecnológica, los únicos valores en los que el estudio sitúa a Asturias por encima de la media europea.