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Apuntes De Mecánica Política

El SOMA salta de platillo en la balanza

El sindicato minero abandona de forma clara su histórica posición de respaldo crítico al sector mayoritario de la FSA

El SOMA salta de platillo en la balanza

Ya establecía Aristóteles en su muy socorrida "Poética" que la catarsis constituye una parte importante de toda tragedia. Se trata de una experiencia que padece el público al contemplar las desdichas, errores y castigos que muestra la obra teatral. Mediante la catarsis, el espectador aprende, experimenta el dolor a que conduce apartarse del camino recto, y abandona la tentación de actuar de un modo similar.

El PSOE afronta hoy el segundo acto de su tragedia. En el primero, aquel comité federal de la vergüenza, se afilaron cuchillos, saltaron las emociones y hubo una víctima inmolada en el altar de los dioses por sus ofensas. El héroe del "no es no" que perseguía un gobierno imposible sufrió la ira del Olimpo de inmortales y barones.

El segundo acto, como corresponde a todo texto dramático, conduce inexorablemente al desenlace de la investidura y empuja a los personajes a afrontar su destino. Todo está dispuesto para que el PSOE apruebe una abstención como mal menor que impida el desastre. Nótese aquí la paradoja que supone, tal y como revelan las encuestas, que la aparente maniobra para salvar al partido del abismo electoral esté actuando a modo de profecía autocumplida: el resultado de las terceras elecciones sería un desastre, pero lo hecho para evitarlas no hace más que empeorarlo.

Pero mientras los dirigentes del PSOE padecen bajo los focos las consecuencias de sus acciones, el público (es decir, los dirigentes locales, los cargos medios influyentes y los militantes) toma partido a favor de tal o cual héroe y va sufriendo su necesaria catarsis.

La contemplación de los acontecimientos puede hacer a más de uno cambiar de opinión y, mediante esa catarsis, percibe como en un efecto espejo las consecuencias de tomar las decisiones equivocadas. Y el guión previsto por quienes ahora tienen las riendas del partido pasa por que el "sanchismo" vaya poco a poco diluyéndose a medida que las bases vayan comprendiendo, al margen de discursos efectistas y apasionados, que una abstención, pese al drama de ejecutarla, es una forma de que el PSOE pueda detener su inercia de ir cuesta abajo y sin frenos y, quizás, reflexionar y enderezar el rumbo.

Por duro que sea el comité federal de hoy, por horrenda que parezca la imagen de abstenerse, el ciclo trágico del PSOE no terminará en la sesión de investidura. Quedará mucho recorrido hasta que las aguas vuelvan a calmarse. Habrá que contemplar si hay mártires que se someten a la disciplina y si el PSC está dispuesto a abrir una brecha con el PSOE que conduzca a una relación diferente entre ambos partidos. Si Pedro Sánchez opta por acatar la abstención con obediencia ejemplarizante, si decide rebelarse y mantener su "no" a riesgo de que eso se convierta en su talón de Aquiles si opta a las próximas primarias, o si abandona su escaño con una proclama de resurrección futura para convertirse en icono mesiánico.

Todos los que asistan al desarrollo de la trama sentirán la catarsis. Ese público militante contemplará cómo evolucionan los castigos y las fortunas y sacará sus propias conclusiones al sentir desde su asiento los efectos que tiene el proceder de cada uno.

¿Qué ocurrirá en el patio de butacas asturiano? De momento sorprende el paso inequívoco que ha dado el sindicato minero SOMA. Su secretario general, José Luis Alperi, proclamó en una entrevista publicada el pasado 9 de octubre en LA NUEVA ESPAÑA una posición clara: "El PSOE no debe tener miedo a otras elecciones; son mejores que una abstención". No hay matices. Es la afirmación opuesta a la expresada por el secretario general de la FSA y presidente de la gestora, Javier Fernández: sólo hay dos opciones, abstención o elecciones, y las elecciones son el peor escenario.

El SOMA ha sido dado históricamente un respaldo crítico al sector mayoritario de la FSA. Ese respaldo no ha implicado apoyo ciego: más bien al contrario. El sindicato minero no se ha callado a la hora de discrepar e incluso ha sido un compañero incómodo, pero en las situaciones de calado el SOMA no le había fallado a la dirección del PSOE asturiano. Por eso, la posición de Alperi ha causado perplejidad en algunos dirigentes, más allá de que su opinión personal ya fuese conocida. Ningún otro ámbito sindical de UGT ha expresado una postura oficial tan contundente.

La salida de Alperi es fruto de la agitación de la militancia del sindicato en todo este proceso: muchos de sus afiliados lo son también del PSOE. Y ante el ruido de voces, el secretario general del SOMA optó por colocarse en el otro platillo de la balanza, arrastrando consigo a una organización disciplinada: pudo comprobarse en las asambleas de Mieres y Laviana, en las que afiliados del sindicato lideraron las posiciones contrarias a la dirección de la FSA en unas tensas reuniones en las que incluso se escucharon críticas directas a Javier Fernández.

¿Mantendrá el SOMA su apuesta hasta las últimas consecuencias? ¿Estará dispuesto a ser el ariete de un sector que quizás no consiga aglutinar a una mayoría del partido una vez que se tranquilicen los ánimos? ¿O querrá ser el elemento que trastoque e invierta el equilibro de la balanza socialista en Asturias?

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