"Cala" tiene 10 años. Es una perra labrador tranquila, amorosa, que transmite calma y sosiega. La amiga ideal para los menores que se ven obligados a pasar por los tribunales a declarar, en la mayoría de las ocasiones por la separación de sus padres o por ser víctimas de delitos de violencia machista o contra las personas. "La relajación que aporta el perro hace que las declaraciones sean menos traumáticas y más completas", asegura Amelia Suárez Rico, coordinadora del proyecto TEA Terapias, que busca la autorización de la presencia de perros en los juzgados para apoyar a menores incursos en procedimientos judiciales.

"Las togas imponen mucho, pueden ser terroríficas, y para alguien vulnerable es aún más difícil" aseguró ayer esta licenciada en Derecho, diplomada en Criminología, con experiencia como juez y fiscal sustituta y titulada por la Universidad de Oviedo en programas de intervención en terapias asistidas con animales.

La experiencia de utilizar a perros como apoyo judicial ya se ha implantado en Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina y Suiza. En España ya está en marcha en Madrid como experiencia piloto en juzgados de Familia y Penal de Madrid y la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Oviedo ha mostrado su apoyo a la iniciativa, que ayer se presentó en su sede.

Suárez Rico explicó las bondades de este método: mejora el estado de ánimo y la confianza,; reduce la ansiedad y favorece la colaboración en el proceso judicial; mejora la sensación de control de la persona; actúa como estímulo social y mejora la comunicación y reduce la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

Perros como "Cala" "hacen que la persona se sienta especial. Son niños que se sienten sin apoyo y en el perro encuentran una ayuda. La víctima a veces siente vergüenza, cree que es la culpable de lo que ocurre, y está aterrada. Pero al perro no le importa el pasado ni las capacidades de la persona. A veces se dan situaciones en las que la persona no es capaz de transmitir emociones ni de hablar, de comunicarse, y sin embargo sí lo hace con el perro", explicó la coordinadora de TEA Terapias.

La especialidad de "Cala" son las personas mayores, con demencia, dificultades de movilidad y alzhéimer. También los niños con miedos, "como uno que le tenía pánico a los perros, un terror que no podía contener. Y acabó abrazado a ella", relató Amelia Suárez Rico. " 'Cala' es un colchón emocional".

La asociación que impulsa el proyecto cuenta con cinco perros, en su mayoría labradores, y con un equipo de expertos compuesto por educadores sociales, psicólogos, pedagogos y profesionales socio sanitarios. El proyecto, en su fase experimental, no tendría coste para el usuario.