Un intenso humo blanco empieza a rodear el enorme tanque que almacena la naftalina, un pesticida sólido que se transforma en un gas especialmente volátil a altas temperaturas y que puede provocar tos, irritación ocular y de las vías respiratorias, náusea, dolores de cabeza, vómitos y diarrea. Son las diez y media de la mañana. Un operario da la voz de alarma y las sirenas que indican la necesidad de evacuar al personal empiezan sonar en la planta de Industria Química del Nalón, en Trubia. Se trata de una fuga en una conducción de nafta con su posterior incendio y formación de una nube tóxica.

La alerta no era real. Se trataba de un simulacro de accidente químico organizado por Química del Nalón y en el que participaron todos los servicios de emergencias de Asturias. El objetivo era comprobar la capacidad de la empresa y de los profesionales de los servicios de emergencias del Principado para reaccionar ante una alerta de estas características. En total 250 efectivos del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA), el Ayuntamiento de Oviedo, la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía, la Policía Local y la propia empresa, además de servicios sanitarios como el SAMU y Cruz Roja, voluntarios de la agrupación de Protección Civil de Oviedo y una dotación de bomberos de Trubia.

El humo comenzó a salir por la base del tanque 606 de naftalina. Un "speaker" relataba a los invitados los hechos y cómo se activaban las distintas fases del Plaquimpa, uno de los 18 de emergencia vigentes en el Principado y que, en el caso de ayer, sirve para mitigar las consecuencias de accidentes químicos. La primera y única vez que se activó con un siniestro real fue en la misma empresa en 2009, a raíz de un incendio en un tanque de nafta y que provocó una gran nube de humo.

El locutor indicó que la emanación se debía a una combustión por causa desconocida, y que en ese proceso se producían gases de distinta naturaleza. Los más ligeros se elevaban y se diluían en la atmósfera, mientras que el resto quedaban en el "cubeto", al que había que acceder con medidas de protección. Pero las condiciones meteorológicas de ayer, de grandes presiones, no permitían que se disiparan ni el humo ni los gases.

El operario que detectó el humo ya alertó al jefe de planta, que envió al equipo de primera intervención para evaluar la situación e informar de la magnitud del accidente para decidir las medidas a adoptar. Tras una primera observación, se determinó que era necesaria una mayor intervención y se pasó a la situación de incendio.

El primer equipo se reubicó para establecer un perímetro de seguridad, iniciar la evacuación del personal y distribuir las zonas de actuación para permitir el acceso rápido a los servicios de intervención. Un segundo equipo, con trajes ignífugos y sistemas de respiración artificial entró en escena para acceder a la zona siniestrada y buscar a posibles víctimas. Simultáneamente, se procedió al enfriamiento del tanque mediante cañones de agua y espuma para evitar que la salida de más humo y gases.

La empresa alertó al 112 para que estableciera el nivel de emergencia. Con la información disponible se activa el Plan de Emergencia Exterior de la Empresa (Plaquimpa) en situación 1, por un accidente de categoría 2, que es el previsto para siniestros en los que puede haber víctimas o daños materiales. En La Morgal se convocó al comité asesor de emergencias, que puso en marcha un amplio dispositivo.

Se inició entonces un gran despliegue tanto dentro como fuera de la factoría, donde la Policía Local y la Guardia Civil mantuvieron despejadas las carreteras, el SAMU envió un convoy de ambulancias (UVI móviles, colectivas y vehículos ligeros con técnicos de transporte sanitario), además de improvisar un hospital de campaña para una primera atención a los heridos. Un helicóptero de la Guardia Civil sobrevoló la zona, y pronto se le unió otro de Bomberos de Asturias. Su misión era facilitar desde el aire información precisa sobre la situación en la planta química.

En el interior de las instalaciones ya había varias dotaciones de Bomberos de Oviedo y un equipo de emergencias químicas, que se hicieron cargo de la operación en coordinación con los efectivos de la empresa. También intervinieron como apoyo los bomberos voluntarios de Trubia y efectivos de Protección Civil, cuya misión se centró en el traslado de los heridos hasta el improvisado hospital en el exterior.

La mayoría de los heridos (13) salieron de la "zona caliente" por su propio pie, pero dos de ellos estaban graves, y fueron rescatados por Bomberos de Oviedo. Las víctimas, con heridas simuladas, recibieron las primeras curas con vendajes incluidos. De la caracterización se encargó Cruz Roja, para hacer la experiencia lo más real posible.

Mientras tanto, ya se había localizado la causa de la fuga, y se procedió a la obturación de la tubería causante de la emergencia.

Casi dos horas y media después de que saltaran las alarmas, la fuga se dio por controlada y el fuego por extinguido, aunque las labores de enfriamiento y de control continuaron para asegurar que no existían más riesgos. Aunque era un susto simulado, la situación quedó resuelta.