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La última pista

Celina Rodríguez, 30 años de un bestial crimen cuyo móvil sigue sin aclararse

El violador y asesino de la niña gijonesa, Valentín Gómez, "El Argentino", era un depredador sexual, aunque el caso se relacionó con un botín de 21 millones

Celina Rodríguez, 30 años de un bestial crimen cuyo móvil sigue sin aclararse

A Valentín Gómez Valledor le llamaban "El Argentino" porque había pasado un tiempo en la república sudamericana, de la que llegó marcado como un delincuente sexual peligroso. Perteneciente a una familia de la localidad leonesa de Peranzanes, aunque afincada luego en Fabero, su historial delictivo en España no pasaba de algunos robos y amenazas, suficiente para terminar en la prisión de León. De gran envergadura, introvertido y solitario, no obstante hizo buenas migas en la cárcel con el gijonés Ricardo Rodríguez Soto, que estaba en prisión preventiva desde marzo de 1985 por la muerte a tiros, en enero de ese año, del contrabandista Bautista Güemez, de 64 años, cuando éste regresaba a Palencia desde Asturias tras vender 170.000 cajetillas de tabaco en Gijón, por unos 21 millones de pesetas. Por este delito, Rodríguez Soto terminaría siendo condenado a 28 años de cárcel. Del dinero, jamás se supo.

Rodríguez se buscó un guardaespaldas en la cárcel -que lo necesitaba lo demuestra el hecho de que uno de sus compinches en el crimen del contrabandista, José Ignacio Menéndez, terminase muerto en prisión tras ser apuñalado, en febrero de 1986-, un cometido que "El Argentino" cumplió a satisfacción. En el otoño de 1985, Rodríguez salió de la cárcel tras depositar 15 millones de pesetas, pero también pagó las 100.000 que pusieron en la calle a Gómez Valledor. Una vez en la calle, frecuentó el piso en el barrio del Llano de Rodríguez Soto, casado con la praviana María Luz Fernández, madre de dos hijos, Ricardo, de 12, y Celina, de 11, una niña que repetía en ese momento quinto curso de EGB.

Celina sería la víctima, un año después, de uno de los crímenes más espeluznantes que se hayan registrado en Asturias. Su secuestro, del que hoy se cumplen 30 años justos, supuso una gran conmoción. Incluso una tía de la pequeña hizo un llamamiento por la radio para que les devolviesen a la pequeña. El hallazgo de su cadáver, en una casa abandonada Villaseca de Laciana (León), el 28 de diciembre de 1986, tras dos semanas de búsqueda, fue un golpe devastador. A su entierro, dos días más tarde, en Santianes de Pravia, acudieron cinco mil personas, según las crónicas de la época.

Para esa fecha, la Policía ya tenía un claro sospechoso, "El Argentino", que fue detenido en la propia vivienda de los padres de la pequeña el 16 de diciembre, solo cuatro días después del secuestro. Gómez Valledor se había llevado a la pequeña, a la vista de todo el mundo, cuando ésta salía de sus clases en el colegio Menéndez Pidal de Gijón, sobre las cinco de la tarde del 12 de diciembre. A la niña le dijo que habían excarcelado a su padre por error y que iban a encontrarse con él en Pajares.

A partir de ahí ofreció varias versiones. Primero dijo que se había llevado a la niña en su "dos caballos" al puerto de Ventana, donde la había entregado a ciertas personas, y que todo se trataba de un ajuste de cuentas por el asunto del homicidio del contrabandista. Luego aseguró que dio a la pequeña a dos mujeres con las que se encontró en la utopista "Y". Más tarde soltó que estaba conchabado con la familia de la niña, que pretendía aprovechar su secuestro para que le diesen un permiso carcelario al padre, para luego escapar. El juez del caso, Luis Roda, se tomó esta posibilidad muy en serio y llegó someter a un careo a Gómez Valledor y a la mujer de Rodríguez.

El cuerpo de Celina fue encontrado el día de los Inocentes de 1986, en una casa abandonada junto al puente de Las Palomas, en Babia. Una familia que iba en coche camino del puerto de Somiedo hizo el hallazgo. La madre se acercó a la casa a hacer sus necesidades y encontró el cadáver, semidesnudo, en el segundo piso, cubierto por unas planchas de uralita. Una primera autopsia en León determinó que la menor había muerto de neumonía, pero otra posterior en Gijón apreció diversos golpes y signos de que había sido estrangulada. Las dos coincidieron en que la pequeña había sido violada dos veces. Los agentes de la Policía encontraron las huellas de Valentín Gómez en la vivienda.

"El Argentino" trató de eludir la acción de la Justicia. El 18 de marzo de 1987 se fugó de la cárcel de León junto a Juan Redondo Fernández, "El Pecas", pero les cazaron pocos días después, en León. En 1989 se celebró el juicio en la Audiencia Provincial de Oviedo, y Gómez fue condenado a la friolera de 36 años de cárcel. Inició un periplo que le llevó a varias cárceles. Primero a la otra punta de España, al Puerto de Santa María, en Cádiz, luego a Almería y finalmente al penal de Burgos. Allí, en febrero de 1996, encontró el tipo de Justicia que se administra en los bajos fondos: dos presos lo apuñalaron y murió poco después en el hospital. No le mataron por ser un violador de niños, sino para quitarle 7.000 pesetas y una cadena. Los dos presos sería condenados a treinta años de cárcel en enero de 1997, cerrando una cadena insufrible de delitos.

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