La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La cigüeña no esperó a San Blas

La pareja de aves que elige Meres (Siero) para criar desde 2002 adelantó a Navidad su llegada, algo nunca visto en Asturias, según los expertos

La cigüeña no esperó a San Blas

Las cigüeñas son motivo de orgullo para los vecinos de la localidad sierense de Meres desde su llegada en 2002, pero este año dan todavía más motivos. La pareja que "con casi toda seguridad" es la misma que se estableció en el entorno de la charca próxima al santuario de la Virgen de la Cabeza el año pasado es en esta ocasión protagonista de un hito nunca antes visto en Asturias. Su llegada a finales de diciembre pilló por sorpresa a los ornitólogos y lugareños, que ven esto como algo histórico. Y es que lo habitual es que lleguen, como muy pronto, a mediados de enero o, como dice el refrán, por San Blas (3 de febrero).

Concretamente el macho fue visto frecuentar la zona el día 27 de diciembre, posiblemente acondicionando el nido que desde 2003 es utilizado por distintos ejemplares para intentar la cría y que en 2015 fue recuperado por los vecinos tras ser víctima de un temporal.

Estos días se sumó la hembra, que ayer mismo podía verse con su pareja en lo más alto de un árbol que ocupa un lugar de privilegio en el entorno del popular santuario religioso.

Sobre los motivos que llevaron a los ejemplares a adelantar su llegada, los expertos reconocen no saberlo a ciencia cierta. "Es algo inaudito, pero desconozco el motivo de que fueran tan madrugadoras", explica el ornitólogo y vecino de Meres Enrique Jarero, que habitualmente sigue con especial atención las visitas de estos animales a la localidad.

Lo que sí está claro es que las cigüeñas se encuentran a gusto en Meres, pues desde el año 2002 eligen este punto para criar de manera regular. Hecho que los vecinos achacan a la riqueza de un entorno que tienen en la charca un perfecto ecosistema para que las aves puedan alimentarse y prepararse para la cría, que el año pasado resultó todo un éxito: por primera vez salieron adelante dos pequeños ejemplares.

Si bien no se trata de una especie en peligro de extinción e incluso en los últimos años se apreció un ligero aumento de la población, también es verdad que en Asturias tiene poca presencia, pues sólo se suele ver criar en zonas como Somiedo, San Isidro y Tineo.

Es por esta razón que en Meres piden que se tenga una especial atención por mantener la presencia de estos habitantes. Hay algunas voces, como la del propio Enrique Jarero, que reclaman una mayor protección para su singular entorno.

"Esta charca debería tener algún tipo de protección", sostiene Jarero, que, de lo contrario, teme que con el paso de los años puedan cometerse algunas acciones perjudiciales para la cría de estas aves. "Si no se protege, podría llegar un propietario y destinarlo a otros usos", apunta el experto en ornitología.

Por otro lado, las personas que se encargaron de restablecer hace dos años el nido dañado se congratulan por la resistencia de éste. "Es una gran noticia que después del fuerte temporal de este fin de semana no sufriera ningún daño", coinciden en señalar unas gentes que prestan tanta atención al hogar de estos animales como al suyo propio.

Esta pasión adquirida en los últimos trece años por las cigüeñas también trae consigo algún que otro disgusto. Como ejemplo, el dolor que supuso la aparición sin vida en 2012 del macho de una pareja que al año siguiente volvió a estar completa, no se sabe bien si porque la hembra buscó sustituto o porque llegaron unos nuevos inquilinos. Otros casos de frustración se produjeron cuando la cría no se realizó con éxito en años pasados.

De todos modos, lo que está claro es que la cigüeña llegó a comienzos de este milenio a Meres a quedarse y no pudo elegir mejor. Porque pocas veces unos animales reciben una bienvenida tan calurosa y, además, acompañada de gestos que denotan la ejemplaridad de sus vecinos humanos.

Compartir el artículo

stats