La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

RICO ROCES | Catedrático de Inglés jubilado, agitador cultural | Memorias y 2

"Tino Casal era un escándalo, de blanco y tacones; en Londres quiso verlo todo"

"En Nueva York, con Paco Cao, fuimos a los hermanos Rosario y quedamos p'allá; la salsa me cambió todos los esquemas"

Rico Roces, en una reciente visita a Oviedo. LUISMA MURIAS

Rico Roces (Luanco, 1949) fue uno de los padres de la movida musical en Asturias en los ochenta. Catedrático jubilado de Inglés, sigue siendo un agitador cultural, ahora desde el centro autogestionado Eureka, en Santander, donde reside. En la segunda entrega de sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA habla de su etapa fuera de la región, en Pamplona con una pata en Nueva York, y de su profunda amistad con Tino Casal.

Pepa y Tino. "A Pepa Ojanguren la conocí viendo a Bowie en 1970. Ella era la moderna de la Facultad, y fue la hacedora de Tino Casal. Sin Pepa no hay Casal. Me lo presentó y nos hicimos íntimos. Sería en 1977. Lo recuerdo por Muñoz Degraín vestido de blanco, con tacones. Tino era un escándalo. Los tres veranos que pasé con Tino y Pepa en Londres fue cuando se gesta todo el 'Neocasal'. Él era más de clubes y yo de concierto diario, y quería que le llevara a todos. Una noche era un concierto de punk y él iba con aquellas pintas y le escupían. Pero estaba feliz. Le encantaron 'Ultravox' y Peter Hammill. Pero también 'The Specials' o 'Madness'. Quería verlo todo. Y de ahí sale 'Embrujada'. Tino era el cantante español que no desafina, con una tesitura que es de crooner. Pero no se supo entender ni sus letras ni su estética. Lo despreciaban. En Radio 3 nunca sonó, suena ahora. A mí me gustaba porque era puro, sabía lo que era la música y el arte. Y no copiaba".

El roperío y el traperío. "Él a mí me enseñó los clubes de la noche, el roperío, el traperío, Boy George, 'Visage', Malcolm Mclaren, y a saber que la vida es un escenario en el que no puedes andar de cualquier forma. Hay gente que se mimetiza con la ropa que compra, Tino no. Compraba algo y lo desmangaba, lo hacía suyo. Todos en Madrid le pedían la ropa a él y a Pepa. En Oviedo también teníamos como diez grupos de moda alternativa, Camaleón, lo de Madroñero, Luis Antonio... Hicimos hasta una muestra en el Campoamor que vino Ágatha Ruiz de la Prada".

Cambio a Pamplona. "En 1990 cambio de pareja, marcho de aquí y cojo tres años para conocer otro mundo. Saco la cátedra de Inglés en Burlada, al lado de Pamplona. Estuve allí veinte años, hasta que me retiré. Pero al poco de llegar conseguí una plaza de Exteriores para expander el diploma de idioma español en lengua extranjera en Nueva York. Yo era muy 'anglosaxon' y setentero y Nueva York me rompió los esquemas. Tenía todo el mundo latino olvidado, vimos a los hermanos Rosario, descubrimos la salsa más pura, la más horteril e intelectual. Paco Cao y yo quedamos p'allá. Y me metí por ahí. Y también conocí el highlife y la música nigeriana. Entre 1994 y 1997 Nueva York era la capital del mundo. Me acuerdo que Paco Cao llegó a mi casa y dijo eso, que había llegado al mundo y que ya no se iba a cambiar. Tenía la cátedra en Pamplona, pero pedía seis meses sin sueldo y me escapaba a Nueva York. Estuve así diez años. En Nueva York trabajaba con una empresa de vídeos catalana. Hicimos muchos trabajos sobre el mundo latino a través de los ojos de García Márquez, sobre Rubén Blades, los clubes, todo lo latino de Nueva York. Fue muy divertido".

Última parada, Santander. "En Pamplona en los noventa hice radio, conocí más a grupos a los que ya seguía en Oviedo, pero no hice muchas cosas allí. La actividad la he retomado ahora hace seis años a través de una asociación en Santander, Eureka. Yo soy uno de los vocales. Trabajar en el terreno de la autogestión me interesaba mucho. Allí hacemos cine, charlas, talleres, sesiones musicales... A eso me dedico ahora, demostrando que se puede vivir sin subvenciones. Subsistimos como podemos y me gustó que Lata de Zinc, que son mis hijos, vinieran a ver cómo funcionábamos para poner en marcha su modelo. Son gemelos. A Santander me fui por amor. Mi última relación es de Santander. Estuve tres años entre Pamplona y Santander y ahora llevo cuatro viviendo allí".

Expresionismo y electrónica. "Nuestro gran proyecto en Eureka empezó hace seis años cuando planteamos a la Fundación Botín proyectar diez películas mudas del expresionismo alemán con música en directo. Funcionó muy bien, en especial lo que hace Paco Arráez VRILnoise. Y un día me llamaron de la Embajada alemana, del Instituto Goethe, para saber quiénes éramos y qué estábamos haciendo con su música. Le mandé lo que habíamos hecho con DRILnoise con las películas de 'Metrópolis', 'Nosferatu' y 'Caligari', y les gustó tanto que nos pusieron a trabajar para ellos. Con eso hemos estado poniendo películas por toda España, nunca por el Norte, mientras DRILnoise ejecuta música electrónica acusmática estocástica. Es un éxito y es un proyecto nacido en Eureka".

La jubilación. "Me lo pensé mucho porque yo para jubilarme tenía que hacer algo. Esperé a los 61, hasta tenerlo claro. No me quejo. Todavía lo dejé en buenas condiciones: con psicólogos, pedagogos, ayuda a la diversidad y grupos divididos. Ahora vas a ver mi instituto en Burlada y no hay nada. Es un desastre. No puedes tener diez niveles distintos en una clase, sin apoyo. La atención a la diversidad la han quitado. Han cargado al profesorado con un montón de horas y han roto los esquemas de las clases".

La conexión asturiana. "He mantenido bastante el contacto con Asturias. Soy de los que van a Sevilla todos los años a ver a Cienfuegos. Y últimamente estamos intentando hacer algo con los Fium, la gente del LEV, un intercambio entre Gijón y Santander a través de la Fundación Botín. Parecido a uno que ya hicimos con Bilbao hace años. Un intercambio de seis o siete artistas".

La familia. "Tengo padres, una hermana, un hermano. Y después está mi hija, de mi primera relación, que está en Oviedo. Y ahora, la nieta. Mi hija y yo, aunque me marché cuando ella tenía nueve años, hemos estado muy unidos. A estas alturas hago un balance positivo de mi vida. He tratado de rodearme de la gente, neno. Soy un producto de la gente que me rodea y tengo bastante suerte. El Seminario me dio una formación muy buena, me tocó lo mejor. Me dio muchas herramientas para luchar en la vida y saber lo que quiero. Y he aprendido algo. No predico nada que no haga con mi vida. Por eso no soy político, ni cura ni tengo ningún cargo. Y por eso acabas en las burbujas de subsistencia, en tu mundo, el de tus afines, ésa es la única forma de subsistir".

La música ahora. "Nunca la gente tuvo más medios ni fue más libre para crear. Estamos en una época dorada con mucha gente buena. El problema es hacer que esas voces se oigan. Ha pasado el tiempo de las grandes estrellas. Hay que destruir esos iconos y crear más festivales. Es verdad que antes había que ir a buscar la información y ahora lo tienes todo ahí, y el lado malo es que con 21 años crees que te lo sabes todo cuando a lo mejor no te has comprado ni un disco ni has vivido. Hay que tener cuidado, hay que invertir en música, en vinilos. Yo los compro desde 1956. Ahora tendría que tener 15.000 y tendré 4.000. He dejado montones por el camino. En la Santa Sebe siempre me reñían: 'Esa filosofía tuya de que los discos son pa prestalos, rayalos, usalos y olvidalos'... Pero yo soy de prestar".

Compartir el artículo

stats