Aunque haya pasado así a la memoria colectiva del cine, en "Casablanca" Rick Blaine no dice nunca "tócala otra vez, Sam". El zoólogo Carlos Nores sabía adónde quería llegar cuando ayer, durante su charla en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), recordó la frase exacta: "Si ella puede soportarlo, yo también. Tócala". Las cosas, dijo, "no siempre son como las recordamos". Por ahí entró Nores a su disertación heterodoxa sobre la frontera aparentemente clara pero difusa que existe entre las especies "amenazadas" e "invasoras", entre las que hay que proteger y las que se propone eliminar. Porque no siempre coincide lo que colectivamente se recuerda como propio, o como autóctono, con lo que realmente "ha estado siempre aquí".

Tomándose al pie de la letra el título del ciclo de conferencias, "Especies protegidas versus especies invasoras", el profesor de la Universidad de Oviedo invitó a un estudio en profundidad en el que la ciencia necesita ayuda -de la historia, la filología y otras disciplinas- para cerciorarse en algunos casos conflictivos de que verdaderamente es autóctono lo que la legislación manda proteger y resolver potenciales errores.

Él fue y vino de la ciencia a la historia y de la tradición a la genética para decirlo mejor con un ejemplo, el del visón europeo, especie catalogada como autóctona, en peligro de extinción y protegida frente a su antagonista el "invasor" americano, pero que arroja dudas sobre su origen. Resulta que la evidencia histórica y genética tiene indicios de que el europeo pudo haber sido desconocido en España hasta mediados del siglo pasado e introducido por la mano humana. Mencionó los seis millones de euros que por ejemplo ha invertido Navarra en proteger el visón europeo y alimentó con ellos su convicción de que "la duda, la metódica, es la gasolina que mueve la ciencia".

Nores compartió ayer la ponencia con el repaso histórico de la conservación ambiental de la que se ocuparon Víctor Vázquez y Teresa Sánchez Corominas, jefes de sección y servicio de Especies Protegidas y Biodiversidad del Principado, y con la reivindicación de la protección de los invertebrados de la que hizo apología el investigador de la Universidad Andrés Arias. "Sólo se conserva lo que se valora y sólo se valora lo que se conoce", dijo éste después de hacer ver que la mayor parte de los planes de conservación se dirigen abrumadoramente a especies de vertebrados y detenerse en dos casos que en Asturias y su entorno piden estudio, el mejillón de agua dulce y la sanguijuela medicinal.