Los dibujos con mensaje de Francesco Tonucci, en adelante Frato, tienden a agigantarse y se convierten en pequeñas tesis doctorales. Les pasa a los artistas que utilizan la expresión creativa como vehículo directo para la reflexión profunda. Y como hizo Quino con Mafalda, los personajes niños de Frato enseñan otra forma de mirar el mundo. De mirar la escuela y a sus profes.

"Imaginar la educación" es una exposición imprescindible para los amantes del arte casi minimalista. Una lección de filosofía. Se puede ver desde ayer y hasta el 5 de abril en el claustro alto del edificio histórico de la Universidad, en Oviedo.

"Yo creo que se podría aprender sin tener que odiar lo que estudiamos", se dicen una niña y un niño mientras observan un pupitre de madera, del que ha nacido una rama. Al inicio de la exposición, una leyenda: "No podemos aceptar que los niños se aburran en la escuela".

Francesco Tonucci (Fano, Italia, 1940) recogerá en breve el doctorado honoris causa que le ha concedido la Universidad de Oviedo. Tonucci es pedagogo, impulsor de "La ciudad de los niños", proyecto global de recuperación de espacios urbanos para disfrute y seguridad de los más pequeños. Y un dibujante excepcional, de líneas claras y trazo simple. De niños con alma; ciudadanos sabios en una sociedad que perciben como incomprensible cuando no hostil.

La exposición debería ser de obligado cumplimiento para miles de docentes asturianos, de Infantil a Bachillerato. La teoría se la saben, y el objetivo también: una escuela "socializadora que no se simplifique en lo estrictamente curricular", según el director del Centro Unesco del Principado, Ramón Pérez, que ayer participó junto al rector, Santiago García Granda, los alcaldes de Oviedo y Avilés, Wenceslao López y Mariví Monteserín, y la consejera de Servicios Sociales, Pilar Varela, en la inauguración de la muestra.

A muchos de los presentes, ya con unos años a la espalda, la figura de Frato les devuelve a tiempos de renovación pedagógica, a los de aquella primera revolución en la escuela con la llegada de la democracia. Francesco Tonucci tenía ya entonces una idea muy aproximada de esta escuela con vocación inclusiva y atención a la diversidad, consolidada hoy a pesar de las dificultades. Y también tenía clara la resistencia a los cambios de muchos profesores.

La jefa de servicio de Orientación Educativa de la Consejería de Educación, María Vallina, se centró en el título de la muestra. "'Imaginar la educación' traslada al visitante a conceptos como la creatividad y la innovación. Todos llegamos al mundo con la capacidad de imaginación y creatividad de serie. La imaginación no se pierde a lo largo de la vida, salvo enfermedad, pero la creatividad se puede ir oxidando hasta que no se sabe dónde está", explicó Vallina, para quien el éxito de una educación de calidad "consiste en formar a ciudadanos capaces de mejorar la sociedad".

Una sentencia inquietante: "Si la hacen obligatoria es porque no saben hacerla interesante". Una viñeta con moraleja: una maestra, puntero en mano, explica las características de un árbol pintado en un soporte y frente a varios aburridos escolares. El grupo está en plena naturaleza... rodeado de bosques.

Y un chiste sobre diversidad: dice el profesor a una foca, un gato, un pez, un elefante y un mono: para que la evaluación sea justa, todos a hacer la misma prueba, subirse a un árbol.

Tonucci estará el 31 de marzo en Avilés en un encuentro con cientos de escolares.