"Es un problema que sufrimos los moteros, pero que puede ser solucionado si el Estado pone de su parte". El rugido de más de cuatrocientas motos tomó en la mañana de ayer el parque Cuno Corquera de Posada de Llanera. No se trataba de una multitudinaria concentración más de aficionados a las dos ruedas. Cada estruendo al abrir el gas de las motos sonaba como un llanto, un grito de furia y frustración con el que querían pedir "más implicación de la Administración para eliminar los quitamiedos y que se mejore el firme de las carreteras".

Este 2017 está siendo un año negro para los motoristas. En el primer trimestre del año han sido cuatro los aficionados de las dos ruedas que perdieron la vida en las carreteras del Principado. Se trata de unos sucesos que, según los moteros, "no se puede asegurar que no hubiesen ocurrido en caso de existir unas mejores medidas de seguridad, pero quizás sí hubiesen descendido".

"Los últimos tiempos están siendo muy duros para nosotros, porque nos estamos matando contra la Administración, que no pone nada de su parte", clama Diego Sueiro, secretario del motoclub Asturguardianes de Oviedo, que nunca se pierde la cita, y que reconoció sentirse abrumado por la "gran afluencia" de moteros a Llanera.

Y es que si algo demostró ayer el mundo de la moto en Asturias fue unión y solidaridad. "En la carretera estamos todos, por lo que tenemos que estar juntos, sobre todo en los momentos difíciles. Aquí hay gente de todos los estilos y bandos. Incluso grupos que no se llevan bien entre sí, pero aquí lo primero es lo primero", afirma Juan López, del club Comancheros.

Este motero considera que con su manera de obrar la Administración hace distinciones entre los vehículos. "Seguro que si hubiese algún aparataje en los coches que incrementase la mortalidad ya lo habrían retirado hace tiempo. ¿Por qué a nosotros no nos escuchan", lanza el motero.

Lo cierto es que todos coinciden en que las peticiones de los moteros asturianos, que pueden extrapolarse "al sentir de los compañeros a nivel nacional", "son más que razonables" para la Administración. "Queremos que sustituyan los guardarraíles por otros que no supongan un peligro para nosotros en caso de caída o impacto, que utilicen pintura antideslizante para la señalización viaria y que arreglen el firme de las carreteras, que en muchos casos está en muy mal estado, y eso es un riesgo para nosotros", enumera Óscar Álvarez, presidente de Misileros Astures, como el niño que repite una y otra vez la tabla de multiplicar.

Se lo saben de memoria porque todos aseguran estar "hartos". "Si pagamos los mismos impuestos que los demás deberíamos tener los mismos derechos, ¿no?", se pregunta Álvarez, uno de los "culpables" de que ayer se reunieran más de cuatrocientas motos y miembros de veintidós clubes de moteros de todos los puntos de la región.

Tras la multitudinaria reunión, en la que hubo tiempo para leer un manifiesto de denuncia y recordar a los compañeros fallecidos, los pilotos pusieron rumbo a Pravia, al monumento a la memoria de los moteros fallecidos, esa negra Meca a la que, entre todos "y con la ayuda de la Administración", esperan no tener que volver.