El que fuera director general de Política Forestal en el Principado de Asturias en el periodo 2008-2011, Joaquín Arce, ha lamentado este jueves que la sociedad asturiana "tape" y "asuma" los incendios forestales.

"Los incendios forestales son a la sociedad asturiana como el narcotráfico a la sociedad mexicana o la colombiana, o como la corrupción a la clase política española, es decir, algo consustancial y asumido, aceptado y tapado por una parte importante de la sociedad, pese a lo que digan el sentido común, el Código Penal, la economía y la ciencia, lo que dificulta enormemente los esfuerzos para acabar con esas prácticas dañinas y delictivas", ha lamentado Arce en un escrito que han hecho público desde la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), de la que forma parte.

Desde ANA han señalado que detrás de los incendios forestales en Asturias está, casi siempre, el deseo de ampliar pastos y, en el caso de la última oleada registrada en el Principado, se ha agravado por la recicente modificación de la ley de Montes que ha suprimido los acotamientos al pastoreo de las zonas incendiadas.

En el escrito citado, Arce y la asociación de la que forman parte critican la "ley del silencio" que se establece en Asturias frente a este problema, cuando están recientes más de 254 incendios provocados. Consideran que en relación a este asunto, la sociedad asturiana está "enferma", empezando por los políticos de turno, que cuando se producen los incendios suelen alegar que es pronto para saber si son intencionados o no.

"Y la mayoría de la sociedad mira para otro lado", ha lamentado antes de añadir que incluso los más próximos a los incendios, los habitantes de la población rural saben quién los provocó, "pero se encierran en su casa par ano ver anda , igual que en el País Vasco o Sicilia cuando había un asesinato".

El despoblamiento del mundo rural agrava la situación, han explicado desde ANA. "Hace que cada paisano, activo o semiactivo, tenga a su disposición cientos o miles de hectáreas muy abruptas que no es capaz de mantener como a él le gustaría por medios manuales o mecánicos, que no quiere que vuelvan a ser monte bravo y que intenta moldear con el fuego, como en el neolítico, de forma clandestina y a lo bestia", han apuntado.