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Asturama

Ser o no ser de Colombres

Varios docentes de la localidad ribadedense ruedan un falso documental que atribuye a Shakespeare un vástago en la villa

Carmen Gómez Ojea, durante la grabación. ÁNGEL GONZÁLEZ

Shakespeare estuvo "in love" en Asturias. Se enamoró poco después de atracar en la región proveniente de Inglaterra. Cayó en los brazos de una joven de piel morena y cejas como las alas de un cuervo con la que tuvo un hijo. El vástago nació en Colombres en el siglo XVI, tuvo una vida feliz, vio poco a su padre pero creció y procreó. Ahora hay un descendiente, Guillermo Santoña, que reclama los apellidos del autor de "Hamlet". No es el testimonio de un loco: tiene en su poder escrituras, obras inéditas en las que habla de su retoño, pruebas de ADN y el apoyo de historiadores tanto autóctonos como anglosajones.

El pueblo de Colombres se ha volcado con Guillermo Santoña, profesor del centro educativo, para narrar en un documental de ficción una leyenda que pasó de boca en boca, generación tras generación. El proyecto cuenta con el apoyo municipal, desde el área de Cultura. En la panadería, en la carnicería, en la cafetería... todos contribuyen con relatos e historias que se transmiten de abuelos a nietos. Sus alumnos recitan versos sueltos en clase como si el genio británico siguiese inspirando el día a día de la localidad. Algunos de sus compañeros de claustro se han sumado sin reservas a la investigación para lograr demostrar que Guillermo Santoña y William Shakespeare comparten ADN.

Marina Quiroga es la profesora de Literatura. Se ha pasado años leyendo relatos del creador de "Romeo y Julieta". Sus pesquisas le permitieron tener en su poder un soneto manuscrito donde habla de su efímero idilio amoroso con una joven de Colombres que le cautivó. Se trata de un soneto inédito pero que un grafólogo ha autentificado. Charo Pérez, la profesora de Historia, también le dedica su tiempo a la investigación; Verónica García es más prudente. Konchi Rodríguez colabora llevando una cronología de las indagaciones, documentando las pruebas y creando un archivo irrefutable de la veracidad. Incluso fue ella quien contactó con la escritora gijonesa Carmen Gómez Ojea porque sabía de su pasión por el escritor inglés.

Lo que no esperaban es que Gómez Ojea ya había descubierto ese idilio cuando empezó a leer los sonetos del bardo -como ella le llama- con trece años. "En el número 127 habla de una mujer oscura, de piel morena; no hay duda que española, incluso asturiana de una localidad de mar", defiende. Pero hay más. "En el 143 habla de esa misma mujer con un niño del brazo", sostiene Ojea, que escribió esta reflexión en su libreta de notas en 1958 y que sólo le enseñó a su profesora de Literatura, María Elvira Muñiz. "Me invade el espíritu de aquellos años, era algo que olvidé y que vosotros me habéis permitido recordar", les tributó Gómez Ojea. Por eso les dijo que sí a participar en este documental de ficción que trata de establecer una teoría sobre la estancia de Shakespeare en Colombres.

Es la idea de Konchi Rodríguez -único nombre real del relato; el resto de los participantes son Fran Martínez, Charo Pérez, Denise Aldonza y Marta Martínez- que además de profesora es cineasta en sus ratos libres. Quiso encontrar una fórmula original para que todo el pueblo se sumase a hacer algo en común y dar visibilidad al colegio y a a la localidad del Archivo de Indianos. Todos se han volcado en el proyecto y pretenden estrenar el documental antes del verano. En ello confían.

Y por si la historia que se cuenta les suena a montaje, sepa el lector que sí, que está en lo cierto; que todo es un invento, que las reflexiones de la autora gijonesa que tanto encantaron a María Elvira Muñiz y por las que instó a Gómez Ojea a seguir escribiendo son la única verdad de esta historia: una deliciosa y a la vez ingeniosa mentirijilla que ha unido a todo un pueblo.

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