Decenas de pinos, robles, abedules y avellanos, muchos de ellos con más de veinte años de antigüedad y gran tamaño, han sido talados en la mediana y las márgenes de la A-66 en la zona del apeadero de El Caleyo, en Oviedo. La actuación ha sido llevada a cabo por funcionarios de mantenimiento de Demarcación de Carreteras del Asturias durante los últimos días y, en palabras de Joaquín Arce, portavoz de la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), responde "al interés de la Administración por abaratar costes y evitar tener que hacerse cargo de la conservación de esa vegetación".
La ANA fue la encargada de denunciar un acto que tildan de "injustificado" y que consideran, "podría ser constitutivo de delito". Hasta la fecha, los técnicos de Carreteras utilizaban "criterios de conservación de las márgenes más respetuosos: segaban las cunetas con medios mecánicos y respetaban el arbolado", afirman los ecologistas, frente a la actuación actual, que consideran "una salvajada en materia ambiental".
Especies invasoras
Como cuenta Arce, la historia de los árboles se remonta al origen del propio vial, dado que para la construcción de la autopista, "fue necesaria la aprobación de una Declaración de Impacto Ambiental", la cual exigía la forestación de la misma zona que ahora se está despejando. Un trámite imprescindible en su momento, dado que los árboles talados, "además de reducir el impacto visual y aislar del ruido, cumplían la función de absorber la contaminación", asevera el portavoz. Además, los miembros de la entidad conservacionista se quejan de que frente a la "destrucción de la flora autóctona, no se eliminen las plantas invasoras que preceptivamente deberían ser erradicadas". "En las zonas donde se ha talado la vegetación, no se han quitado otras especies nocivas como los Plumeros de la Pampa", atestigua Arce. Pero su mayor temor es que estas medidas, "por primera vez aplicadas en Asturias", se extiendan a todas las carreteras del Estado. Por eso prevén denunciar los hechos ante la Administración, y, en caso de no obtener respuesta, elevar su acusación a instancias europeas.
Desde el gabinete de prensa del Ministerio de Fomento se defienden sosteniendo que se trata de una actuación de conservación habitual por motivos de seguridad, enmarcada "dentro de una zona de dominio viario público". Ya que según afirman, "son árboles de gran envergadura que en caso de caída podrían poner en riesgo el tráfico".
