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CARMEN DÍAZ CORTE | Nueva directora de Nefrología del Hospital Central de Asturias (HUCA)

"Con la enfermedad renal, pocos pacientes generan el 3% del gasto sanitario global"

"El traslado del HUCA fue muy duro; aún no entiendo cómo no hubo una gran huelga del personal, nadie sabe lo que sufrimos"

Carmen Díaz Corte, en Oviedo. RUBÉN VEGA

Carmen Díaz Corte (Lieres, Siero, 1965) acaba de ser nombrada directora del área de gestión clínica de Nefrología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). En realidad, ya había obtenido esta misma plaza hace tres años, pero su nombramiento no llegó a publicarse entonces en el Boletín Oficial del Principado (BOPA), motivo por el cual nunca llegó a ser del todo oficial. En esta ocasión, las cosas han rodado de una forma más satisfactoria. La doctora Corte ha aprovechado unos días de vacaciones para realizar un curso sobre la transparencia en las administraciones públicas, y en esta entrevista analiza el pasado, el presente y el futuro con una transparencia poco usual.

- ¿Por qué su anterior nombramiento no se publicó en el BOPA?

-No lo sé a ciencia cierta. Supongo que por culpa de los sindicatos y de la mala prensa de la gestión clínica, que ha estado cuestionada, y porque los nombramientos de los directores de las áreas de gestión del HUCA habían sido anulados. Quiero pensar que en aquel momento no se quería sacar la gestión clínica a la palestra. Otra opción sería que fuera una cuestión personal, pero si lo hubiera pensado así no me habría presentado de nuevo. De algún modo, la culpa fue mía, porque no pregunté las razones hasta dos años después.

- ¿Y qué le respondieron?

-En esencia, nada.

- Ahora se ha presentado de nuevo a la plaza, y como única candidata.

-Lo mismo sucedió la vez pasada. Creo que este puesto no es plato de gusto. Ahora es más apetecible, porque ya pasó el traslado del HUCA, que fue muy duro. Aún así, supone meterse en un buen berenjenal.

- ¿Cómo vivió el traslado de HUCA a La Cadellada, en 2014?

-Fue muy duro. Nadie sabe lo que sufrimos los profesionales. Aún no entiendo como no hubo una gran huelga del personal del hospital. Es injusto que los asturianos no sepan lo que los profesionales pusieron de su parte para que todo esto saliera adelante. Fue un año y medio muy duro. Y para un jefe de servicio más, porque estás entre los jefes y los compañeros.

- ¿Esa fase está superada?

-Sí, y el ánimo de los profesionales ha mejorado considerablemente. En mi servicio veo mucha dedicación de horas y mucho entusiasmo. Eso también contribuyó a que yo decidiera presentarme de nuevo a la plaza.

- En el HUCA hay muy pocas mujeres jefas de servicio.

-Porque seguimos teniendo la sociedad que tenemos. Y en parte un poco por culpa de las mujeres. Quizá a las mujeres nos falta ambición, carácter, pero desde luego la sociedad influye. No hay más que ver que en el equipo directivo del HUCA la presencia de mujeres es mínima.

- La nefrología es una gran desconocida dentro de la medicina.

-Se están haciendo esfuerzos para corregirlo. Quizá no hemos sabido vendernos. Somos muy importantes para la sostenibilidad del sistema sanitario, porque la enfermedad renal crónica es un problema de salud publica que afecta a mucha población, y muchos no lo saben; porque aumenta la mortalidad por todas las causas; porque los tratamientos renales sustitutivos son muy caros y hacen que un número pequeño de pacientes genere el dos o el tres por ciento del gasto sanitario total de los países, lo cual es una barbaridad.

- ¿Es una especialidad atractiva?

-Por supuesto, lo tiene todo. Mucha parte médica, que exige muchos conocimientos complejos, y en esta línea entiendo que es una medicina interna en bonito, una medicina interna sofisticada. Además, tiene técnicas: biopsias, poner una vía central... Tiene máquinas de diálisis, que son ordenadores de última generación. Y, para coronar, el trasplante renal, que mejora la vida a las personas.

- ¿Ha evolucionado mucho la especialidad en las últimas décadas?

-Tenemos que avanzar en algunos aspectos, como la realización de ecografías del riñón y de otras áreas del organismo relacionadas. En el HUCA estamos empezando. Otras especialidades ya tienen desde hace tiempo esta competencia sobre los órganos y tejidos en los que trabajan.

- La diálisis ya no es tan latosa como era.

-La calidad de vida de los enfermos en diálisis ha mejorado espectacularmente, pero no sólo por las máquinas, que también, sino también por la aparición de la eritropoyetina, que corrige la anemia. Es la EPO, de la que tanto se habla en el dopaje de los ciclistas, la EPO. Es una suerte que el riñón podamos sustituirlo por una máquina hasta que aparezca un donante, si es que el paciente puede trasplantarse. Sin duda, la insuficiencia renal es ahora mucho más llevadera.

- ¿Qué desafíos tiene su servicio del HUCA?

-Somos doce médicos, sin contar a los residentes. Como en todas las especialidades, un reto es importante es disponer de información, de datos sobre lo que estamos haciendo. La mejora de los sistemas informáticos puede ayudarnos a evaluar nuestro propio trabajo. También necesitamos una mejor relación con atención primaria, y esto depende mucho de la implicación de todas las estructuras sanitarias. Luego tenemos que aumentar el trasplante de donante vivo anticipado, antes de que el paciente entre en diálisis. También fomentar la diálisis domiciliaria... En Asturias deberíamos tener donación de órganos en asistolia, en parada cardíaca, porque nos permitiría aprovechar órganos que ahora perdemos. Somos la única comunidad autónoma que no la tiene.

- La gestión clínica implica dar más autonomía a los profesionales sanitarios.

-No es sólo dar autonomía, sino dar herramientas para que eso funcione y se plasme en una mejora de la gestión. Hay mucho camino por recorrer. No da la sensación de que las autoridades sanitarias hayan tirado por la gestión clínica en los últimos años.

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