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AIDA FUENTES CONCHESO | Veterana socialista y feminista procedente de la JOC y de USO

"En el encierro en el Arzobispado, en 1976, algunos curas nos insultaban"

"La Asociación Feminista de Asturias fue determinante para que encabezara la lista de Unidad Regionalista en las primeras elecciones"

Aida Fuentes, delante de la iglesia de Pola de Laviana. FERNANDO GEIJO

Aida Fuentes Concheso cuenta que en 1969 y los primeros setenta Carlos Buelga, el cura de Barredos (Laviana), trabajaba de minero en Carrio. "Hubo un encierro, vino la Guardia Civil, él empezó a tocar la campana de la iglesia y un montón de gente fuimos corriendo al pozo". Antes de morir Franco (1975), "Carlos estuvo preso en el convento de frailes de Leiro, en Orense", por su implicación en las luchas obreras.

"Barredos nunca lo abandonó: cada semana muchos iban en autocar a verle. Bernardino Fernández Pérez, otro sacerdote de Laviana, montó un tinglado para liberarlo. Lo sacaron en coche hacia Suiza y después pasó a Argentina, donde contrajo matrimonio. Bernardino también colgó los hábitos, se estableció en Suiza, se casó y tuvo hijos. A su muerte dejó escrito que tiraran sus cenizas al Pozu Funeres. Ahí está".

"Desde 1968 a 1973, los Primeros de Mayo venían a por Paco -Corte, su marido- y en una ocasión le abofetearon. La primera vez pasé por los cuarteles hasta Oviedo y nadie sabía nada. Estaba en Gijón, en la cárcel". Aida Fuentes prosigue: "Una noche llamaron al grito de 'Policía'. Teníamos propaganda. Él empezó a romper papeles y echarlos al váter, igual que el comunista del piso de arriba. En el bloque estábamos todos a lo mismo. Eran las noches de las cisternas".

Pasaban los años y el franquismo parecía no tener fin. "La primera vez que sacamos el champán fue al oír música fúnebre de vacaciones en Salou, y la segunda en Tarna. Cuando el 20 de noviembre de 1975 le llegó la hora al dictador, dormimos en casa de mi madre, por si acaso. Igual que dos años antes, cuando el atentado contra Carrero sorprendió a Paco en una reunión de CC OO". Para ese día estaba fijado el "Proceso 1001", el juicio contra la plana mayor del sindicato ( ilegal) y del que los históricos Juan Muñiz Zapico, Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, el cura Salve, etcétera, salieron con penas de 20 años, que el Supremo rebajó.

En 1976 hubo seis despedidos en una huelga de Hunosa, entre ellos su marido. Aida Fuentes se moviliza con la Asamblea de Mujeres del Valle del Nalón. "La protesta era por la readmisión y porque los tenían en la cárcel. Empezamos a reunirnos los jueves en El Entrego y, al pasar el tiempo sin cambios, decidimos encerrarnos. Interceptadas por la Policía en la plaza de la iglesia, logramos llegar a Oviedo".

La Catedral se llenó de mujeres. "Un sacerdote nos dijo: 'Os recomiendo que vayáis al Palacio Arzobispal, hay calefacción'. Tiramos escalera arriba hasta un salón enorme. Había unos curas insultándonos y por más que intentaron echarnos, nos quedamos. Imagina a 120 mujeres metidas allí, que si la regla, que si la comida y no había dónde cocinar. Un día sentimos una gaita, bajé, abrí la puerta y era Chema el Gaiteru, el que montó el restaurante de La Mar del Medio. El dinero que sacó nos lo dio. Hubo una manifestación de los estudiantes y hasta el arzobispo Díaz Merchán se pasó a hablar con nosotras. Estuvimos una semana", hasta que soltaron a los detenidos.

Una de las veces que echaron a Paco, en 1975-76, el matrimonio fue a vivir a la Argañosa. "Él empezó como viajante. Vendía la tira. Después, con Santillana, colocó libros por todos los colegios de Asturias. Cuando, al ser readmitido, avisó de que se reincorporaba a la mina, el editor Jesús Polanco le ofreció la delegación de Barcelona. Ganaba muchísimo, pero regresó al pozo. Otros muy importantes no lo hicieron".

En la etapa de USO, Aida Fuentes y su marido se involucran en el movimiento vecinal. Durante la dictadura "participamos en Barredos en la fundación de la asociación familiar la Amistad (las vecinales no estaban aún permitidas). Se organizan manifestaciones, como las de las velas contra la falta de alumbrado. Había tendido eléctrico, pero no teníamos luz por la deuda del Ayuntamiento con la suministradora. Ahí estaban Maricusa, Mari Carmen Mata, Regli y Maritere, que siguen en la Asociación de Mujeres por la Igualdad". A mediados de los setenta, ya en la Argañosa, Aida y su marido fundan "con El Pana y más gente la asociación de vecinos durante una reunión en el cine Roxi. Pasamos tres o cuatro años muy a gusto en Oviedo".

Con la Transición llega el salto a la política. En las primeras elecciones (1977), Aida Fuentes es la única mujer, además de Dolores Ibárruri, que encabeza una candidatura, la de Unidad Regionalista. Reconoce que "la Asociación Feminista de Asturias fue determinante. Para Amelia Valcárcel y María José del Río, colocar una mujer ahí era una conquista".

Unidad Regionalista quedó lejos de sacar un diputado. "Yo era una inexperta y aquello lo montaron Antonio Masip, Carriles, Rañada y Julio Mangas. La intención era que saliera Masip. La ilusión inicial de lograr un acta se diluyó en un mitin de Gijón con la CNT y el POUM hablando de la sangre corriendo. Sin embargo, el programa era realista y avanzado, y abrimos el debate autonómico".

En 1981, Aida Fuentes siguió desde casa las noticias del 23-F hasta que salió el Rey por la tele y "nos fuimos a la cama". "Los afines a la intentona sacaron una lista de sangre en la que figuraba yo. Me enteré un día cuando, al sacar el billete, uno del Carbonero me lo advirtió".

La primera victoria electoral del PSOE llega en 1982 y "cinco años después (1987) me afilio en la AMSO (Paco ya se había incorporado en 1986, el año que yo voté 'sí' a la OTAN). Era la opción moderada que mejor representaba lo que pensaba. Las primeras sensaciones son contradictorias. En el momento álgido de la batalla entre guerrismo y felipismo compartía más las posiciones de Guerra. De todas formas, siempre admiré mucho a Felipe".

Aida Fuentes no rehúye la crítica. "Me defrauda que quienes han jugado un papel muy importante de pronto vuelvan la espalda. A mí esas traiciones no me parecen bien. Me refiero a Felipe y a Guerra. Me disgusta que personas que tuvieron una función pública y que fue buena quieran permanecer de cualquier forma. Pues, retírate ya, hiciste cosas importantes, eres admirado, vives como Dios, deja que los demás se equivoquen. Pedro Sánchez tiene tanto derecho a equivocarse como ellos; que le den la oportunidad".

"Fue terrible lo de los casos de corrupción y los GAL; ahí empezó la cuesta abajo. Los de USO lo consideramos terrorismo de Estado". "En política cuesta decir las cosas. Al entrar en el PSOE, hay otra opción: callar. Pero que la ropa sucia se lave en casa es terrible. En un partido si estás entre los que disienten te conviertes en el enemigo número uno", concluye.

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