Las previsiones lo apuntaban, pero nadie esperaba que llegase con tanta fuerza. El granizo se hizo en la tarde de ayer dueño de diferentes zonas del Suroccidente y del centro asturiano. Fueron apenas unos minutos, pero con gran intensidad, negras nubes descargaron por doquier piedras de hielo del tamaño de huevos de gallina. El pedrisco rebotaba contra todo lo que encontraba a su paso, causando cuantiosos desperfectos en infraestructuras, vehículos y cultivos de varios concejos asturianos. Algo que luego acabaría desembocando en inundaciones por la acumulación de la granizada caída.

En una marcha destructiva por Asturias, la tormenta repitió su actividad en diferentes puntos de la región: Cangas del Narcea, Degaña, Ibias, Belmonte de Miranda o Grado fueron los municipios más afectados. Cangas de Narcea se alzó como foco de las incidencias por el fenómeno meteorológico, que allí comenzó a las 16,25 de la tarde y duró apenas 20 minutos. La propia Policía Local de la villa recibió numerosos avisos por lunas rotas, abollones en vehículos, así como llamadas puntuales por pequeñas concentraciones de agua y caídas de tejas, canalones o ramas de árboles. Los hosteleros de la capital canguesa también dieron cuenta de lo acaecido.

Muchos recordaron la granizada ocurrida hace año y medio, aunque aseguraron que en esta ocasión "las piedras fueron mucho más grandes y todo ocurrió más rápido y fuerte". Después de la tormenta, el cielo se despejó e incluso salió el sol.

El suceso más reseñable fue protagonizado por el helicóptero medicalizado del SEPA. El aparato iba a efectuar un traslado inter-hospitalario entre Cangas y el HUCA, pero hubo de regresar a su base de La Morgal a causa del mal tiempo. "Fue muy repentino, la granizada cogió por sorpresa al piloto y le resultó imposible continuar", explicaron desde el Servicio de Emergencias.

Las bodegas tampoco se libraron de la tromba, y decenas de vides se vieron afectadas. Algunos bodegueros daban ayer por perdida parte de la cosecha, si bien apuntan que es demasiado pronto para valorar los daños. "Está claro que hay desperfectos, ya he visto racimos en el suelo. Hace unos meses fueron las heladas, y esto es la puntilla, veremos si se puede salvar algo", aseguró el empresario Víctor Álvarez.

En el vecino Ibias algunos cosecheros ya estimaban que su plantación se había perdido por completo, aunque otros se alegraban por haberse librado de una nube que golpeó desigualmente, pero tiñó de blanco el terreno por el que pasó.

En Grado, diez minutos de granizada dieron para mucho. La Policía Local recibió casi 40 llamadas, multiplicando por diez los avisos habituales. "Hubo varias intervenciones por árboles o cables de teléfono caídos, inundaciones en bajos, locales comerciales y en un polígono industrial, así como abollones en vehículos y cristales rotos", cuentan en la comisaría moscona. Comerciantes de la villa moscona describen el fenómeno como "un tornado que llegó rápido y del que no dio tiempo a prevenirnos". Levantó alcantarillas, reventó cristaleras y rompió persianas, relatan.