Francisco Rodríguez creía que iba a dar una charla para directivos de empresas. Una que llevaba escrita, pero que no llegó a pronunciar. La cambió por una experiencia mucho más grata que le hizo terminar sintiendo, "en medio del desconcierto, el valor de la amistad". El empresario asturiano, fundador y presidente de Industrias Lácteas Asturianas (Reny Picot), se encontró de pronto con un centenar de amigos y familiares y con un homenaje inesperado por su octogésimo cumpleaños. Sabía, dijo, "que la vida estaba llena de sorpresas, pero las hay que merecen la pena". Admirado en broma de su "ingenuidad" de octogenario recién estrenado, Rodríguez, al micrófono después de más de una hora de homenaje, acertó a resumirlo todo con un "me colmáis absolutamente con vuestra presencia". Y si cumplir ochenta, remató el agradecimiento, "sirve para una sensación como la que siento ahora, me dais fuerza para pensar en otros ochenta". Había pasado una hora larga de muestras de cariño con letra y música, una conmovedora glosa de un amigo, un recital del prestigioso acordeonista francés Richard Galliano y dos canciones entonadas por su hijo, Juan Rodríguez Coloma.

En el salón Covadonga del hotel de la Reconquista de Oviedo, los aproximadamente cien reunidos hablaron por la voz del empresario Emilio Serrano, que además de amigo y colega de la tertulia "Los quijotes" comparte con el homenajeado la mixtura de emprendeduría empresarial y vocación literaria. Terminó Serrano su glosa sentida festejando con él que haya alcanzado "la felicidad haciendo lo que debes y amando lo que haces", aplaudiendo su fe, su pasión y la sensatez de un empresario que "siempre supo pedir el mismo respeto que ofrece". Serrano volcó sus impresiones sobre Rodríguez en un poema que resumía el acto en el título, "Un canto a la amistad", y que se permitió un consejo desde la experiencia: "Los ochenta cumplidos / amigo y querido Paco, / al día de hoy, no son años, / yo ya tengo ochenta y cuatro, / y tenemos que pensar / que al vivirlos, en el tiempo, / gracias daremos al cielo / de poderlos disfrutar". "Los empresarios tenemos corazón, Emilio", le respondería después Rodríguez. "Y es lo mejor que tenemos". Francisco Rodríguez le había escuchado visiblemente emocionado, sentado en primera fila junto a su esposa, María Isabel Coloma, y sus hijos Rocío y Juan.

En el homenaje, a su espalda, había políticos de distinta extracción ideológica, del exalcalde de Oviedo y exeurodiputado Antonio Masip al expresidente del Principado Juan Luis Rodríguez-Vigil o al exministro Gustavo Suárez Pertierra, todos socialistas, o al exdiputado popular Isidro Fernández Rozada y al también exministro, éste con UCD, José Manuel Otero Novas. Estaba el alcalde de Navia, Ignacio García Palacios; Andrés Cosmen, presidente de Alsa en China, el expresidente de la FADE Severino García Vigón, el director emérito vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias, Graciano García; el exconsejero Jesús Arango, el catedrático de Economía Joaquín Lorences, el presidente del consejo rector de la Universidad Nebrija, Manuel Villa Cellino, y un larguísimo etcétera donde no faltaron los compañeros de la tertulia "Los quijotes".

"Que 80 años no es nada"

Como a Francisco Rodríguez le ha gustado siempre el sonido del acordeón, su hijo Juan, alma de la organización del homenaje, le trajo a Richard Galliano, un virtuoso compositor e instrumentista que durante una hora desgranó un repertorio en el que, según definición del homenajeado, hizo sonar el acordeón "como si fuera una gran orquesta". Aún faltaba Juan Coloma, que además de directivo de la empresa familiar es cantante y subió al escenario para entonar con el acompañamiento de Galliano "La Boheme" en plan Charles Aznavour y "Volver", el tango de Carlos Gardel al que cambió la letra para decir, en lugar de veinte, que esta vez "ochenta años no es nada".

Al final, el empresario dejaría dicho que la amistad es la respuesta contra "lo que nos obstaculiza para lograr lo que queremos, que no es nada material". Que lo material -"Gustavo Bueno me reñiría y me diría 'utiliza mejor corpóreo'"- "no tiene sentido por sí mismo, si no es como medio para descubrir otros horizontes" y que todo esto se resume en un par de palabras: "Gracias infinitas, con toda el alma".