Mis hijos van a un colegio moderno que se ha apuntado de cabeza a las nuevas tecnologías. En principio apoyé esa decisión, me pareció fenomenal no tener que cargar con los libros, una adaptación a los tiempos modernos y un ahorro de papel para todos.

En la actualidad he observado que en realidad se trata de un negocio. Es verdad que, teóricamente, las editoriales invierten en I+D para poder ofrecer un producto apetecible a los colegios. Sin embargo, esto se paga con creces.

El precio de las licencias no es más barato por no existir papel, sino que es idéntico al de las de papel. Además, el producto no se puede heredar, es decir, si tienes un hermano mayor, las licencias no le salen más baratas al menor o a los progresivos, son al mismo precio y, lo peor, si repites, vuelves a pagarlas.

En todo ello el colegio interviene vendiendo packs cerrados que han obtenido a un precio muy ventajoso y que, por supuesto, no considero que repercutan al alumno o familia. En ocasiones resulta que del pack un libro o dos nos los utilizas porque tu hijo ha escogido otra opción que no requiere libro, pero esto no modifica el precio del pack, sino que cuando se lo indicas, de malos modos te dan la opción de adquirir las licencias tú en la editorial, pero te advierten que te saldrá más caro.

Intentada la adquisición a través de las páginas de las editoriales, me encuentro con algunos productos que no es posible adquirir si no es a través del colegio, y que no existe forma de contratar directamente con la editorial, por lo que no te queda más remedio que comprar el pack y rechinar los dientes.

A todo ello hay que añadir la necesidad de adquirir un ordenador que como mucho te dura tres años y que, por supuesto, el niño utiliza lo más que puede para jugar a los miles de juegos interactivos de la red, y la obligación de tener un contrato que te permita conectarte a internet al menos en invierno y si suspenden, en verano.

Otra de las obligaciones que te impone el colegio es el uniforme y que éste se distinga no por unos colores, sino por unos maravillosos escudos que los hacen únicos, así como el uso de unos polos de material "tergaloso" que hace que el niño cuando suda desprenda olor y que el blanco en dos días se convierta en un gris perla precioso. De todas estas ventas también debe obtener un importante dinero.

Cuando un producto sólo te lo puede vender un sitio el mercado es un monopolio y el resultado puede considerarse una estafa.