El otoño se adelanta fundamental para recuperar todo el terreno perdido, o toda el agua que no ha caído sobre todo el pasado invierno. El trimestre que arranca mañana es la estación en la que Asturias suele acumular la tercera parte de las precipitaciones del año y se presenta en esta latitud con los modelos predictivos inclinados a vaticinar que será más cálido de lo que se considera normal y que estará dentro de lo habitual en lo tocante a las lluvias. Con la prevención de la "baja fiabilidad" que tienen los pronósticos estacionales, la Aemet prevé que octubre y diciembre sitúen sus temperaturas medias por encima de lo que se entiende como lógico a la vista de los valores de los últimos treinta años y que noviembre se aproxime más a los registros "normales". Los sistemas de predicción asignan a octubre una cierta probabilidad de ser "seco" y a noviembre y diciembre la categoría factible de "húmedos".

La Aemet predice el largo plazo asumiendo la "incertidumbre" y cuenta el pasado con modelos estadísticos que a veces casan mal con la percepción a pie de calle. El mal tiempo que los turistas recordarán del verano asturiano, por ejemplo, es cálido en los recuentos de la Aemet. "Es el problema de la estadística", avanza Manuel Mora. "Si debemos resumir lo complejo que es el tiempo en dos palabras diremos que el verano ha sido muy cálido y normal en lluvias, pero en la gráfica de la evolución se ven los saltos, los contrastes. Agosto ha estado dos décimas por debajo de la temperatura normal y junio, más de un grado por encima".