Lo que perjudica al corazón termina dañando al riñón. Una investigación realizada entre 11.505 españoles residentes en todo el territorio nacional -entre ellos, unos 300 asturianos- ha puesto de relieve que la acumulación de factores de riesgo cardiovascular eleva de forma exponencial la posibilidad de sufrir enfermedad renal crónica, es decir, la pérdida progresiva de las funciones del riñón, hasta necesitar tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante).

El análisis se ha centrado en la relación entre la enfermedad renal crónica y diez factores de riesgo cardiovascular: edad, hipertensión arterial, obesidad, obesidad abdominal, tabaquismo, LDL colesterol elevado, HDL colesterol disminuido, hipertrigliceridemia, diabetes y sedentarismo. El primer firmante del trabajo es Manuel Gorostidi, nefrólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). En la investigación han intervenido, asimismo, los hospitales Torrecárdenas, de Almería; Reina Sofía, de Córdoba; y Doce de Octubre, de Madrid; la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús, de Ávila; y la Universidad Autónoma de Madrid.

"Con este estudio queda corroborado que la enfermedad renal es una expresión más de la enfermedad cardiovascular; y que si se previene una se previene otra", subrayó el doctor Gorostidi, quien agregó que uno de los grandes problemas de salud pública sigue estribando en que "aproximadamente una de cada tres personas que sufren hipertensión y diabetes no es consciente de que padece estas enfermedades".

La presente investigación arroja datos muy esclarecedores, a juicio de los expertos. Mientras que la prevalencia de enfermedad renal crónica en sujetos sin factores de riesgo cardiovascular apenas llega al 4,5 por ciento, esta tasa se eleva por encima del 52 por ciento en pacientes que presentan entre ocho y diez de los factores de riesgo analizados (que son muy pocos realmente). La prevalencia va incrementándose de forma "progresiva y exponencial" de acuerdo con la acumulación de factores de riesgo, precisan los especialistas. Y alcanza al 10,4 por ciento de la población con sólo dos factores de riesgo, y así hasta llegar al mencionado 52,3 por ciento de sujetos con ocho o diez factores de riesgo cardiovascular.

A la luz de estos resultados, y con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial del Corazón, la Sociedad Española de Nefrología subrayó la profunda correlación entre las enfermedades del riñón y el corazón, y la importancia de mantener estilos de vida saludables para prevenir ambas. Se estima que al menos un 25 por ciento de los pacientes con enfermedad cardiovascular sufre una enfermedad renal relevante, aunque muchos más tendrían una afectación silente, no diagnosticada. La enfermedad renal crónica afecta al 10 por ciento de la población adulta y a más del 20 por ciento de los mayores de 60 años, una cifra que aumenta hasta el 40 por ciento en aquellas personas afectadas por diabetes.

Inversamente, la enfermedad renal es un factor de riesgo predictor de la enfermedad cardiovascular, independiente de otros elementos como la hipertensión arterial, la dislipemia o la obesidad. "A medida que la función renal disminuye, el riesgo de morir por fallos del corazón aumenta, hasta tal punto que la causa habitual de muerte en los pacientes renales son los problemas cardiovasculares más que la insuficiencia renal en sí misma. Entre las personas que están en diálisis, la enfermedad cardiovascular es responsable del 50 por ciento de las muertes", asevera la Sociedad Española de Nefrología.