La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Otoño en busca de xanas en Boal

El área recreativa de Castrillón, llena de rincones con encanto que invitan a la placidez, es el punto de partida de la hermosa Ruta de los Miradores del Navia

Otoño en busca de xanas en Boal

Si hay lugares en Asturias que invitan a creer en xanas y trasgos, el de hoy es uno de ellos. Y es que pasado el verano y la enorme atracción que comprensiblemente se siente por la costa asturiana, en el otoño el rey es el bosque y al tiempo, si se tiene esa suerte, también los ríos que lo cruzan.

Para los que les gusta perderse por carreteras secundarias, esas que con poco tráfico van anunciando en cada curva que se acerca uno a algún lugar magnífico, una buena opción es la que una vez atravesada la villa de Boal se dirige hacia el pueblo de San Luis para, una vez allí, girar a la izquierda por la AS-35 hacia el pueblo de Merou que se asoma a la carretera. Dejado éste atrás y unos cinco kilómetros después, la vista ya alcanza, llegados al puente de Castrillón, el paisaje que se divina a ambos lados y donde manda el río Navia, sobre el que se aquietan varias pequeñas barcas a orillas del embalse de Arbón. Justo antes de cruzar ese puente hay un pequeño espacio donde dejar el coche para, de esta forma, entrar en un rincón tan lleno de magia como de belleza y que se anuncia a la entrada con el nombre de área recreativa de Castrillón.

Una sensación de plenitud es lo que se percibe aquí cuando estos días se pasea por este lugar, donde el agua embalsada se aquieta de tal forma que lo único que se escucha es el crujir de las primeras hojas bajo nuestros pies o el rumor, al fondo, del río Roxíos, que desemboca formando una pequeña cascada al fondo del bosque para llegar finalmente a su encuentro con el Navia.

Un pequeño puente de madera lo cruza y da acceso a rincones donde bancos de madera y mesas ofertan un horizonte precioso en el que manda el Navia mientras alrededor lo pueblan álamos, castaños y madroños. Lo cierto es que el sendero que conduce hasta la caída de agua es breve pero con mucho encanto. Posiblemente tras las lluvias de invierno sea espectacular y más intensa esa caída que en la actualidad, pero no por ello el entorno pierde un ápice de su belleza.

De allí mismo sale además una ruta circular conocida como Ruta Viesgo de los Miradores del Navia, la cual fue diseñada en su día por los miembros de la Sociedad de Amigos de Boal y que, con una longitud aproximada de unos 11 kilómetros, se desarrolla entre los embalses de Arbón y Doiras. A lo largo del recorrido el viajero disfrutará de impresionantes vistas de los embalses, además de atravesar pueblos como El Reboyal, Silvón, Doiras o Pineira, con numerosos tramos en los que la naturaleza es tan generosa como intensa. En la ruta también se puede apreciar el patrimonio industrial de la zona, como la presa de Doiras, además de interesantes casonas, como el palacio de Verdín, y rincones singulares, como la casa de Sanzo con su molino o el molino de Sotero. Todo ello en un entorno que, sin duda, invita a buscar a esas xanas que este otoño y con muy buen gusto han elegido Boal y este lugar para esconderse del mundo.

Compartir el artículo

stats