Pablo Villabrille y Alberto Alonso vivieron ayer una de las jornadas laborales más "prestosas" de su carrera profesional. Y eso que ya cargan con años de experiencia a sus espaldas (un cuarto de siglo entre los dos). Estos dos rescatadores de la unidad de montaña de la Guardia Civil de Cangas de Onís fueron recibidos con aplausos en Viboli cuando iban a llevarle medicinas para el corazón a una vecina de esta pequeña localidad de Ponga aislada por el temporal.

Fue la alcaldesa de Ponga la que alertó a los funcionarios de la situación que estaba viviendo la septuagenaria: necesitaba medicamentos para una enfermedad crónica y no podía salir de casa. La carretera estaba completamente cerrada por la nieve. Los funcionarios tuvieron que caminar cuatro horas con esquís haciendo frente a peligrosas avalanchas de nieve.

"Nos pusimos en marcha a primera hora de la mañana. Pasamos por la farmacia y dejamos el coche en la carretera del Pontón", relata Villabrille, el teniente de la unidad. Tanto él como su compañero eran conscientes entonces de que tenían por delante cinco kilómetros de duro recorrido. "Si hubiera hecho mejor tiempo podríamos haber bajado esquiando pero ni eso, la vuelta fue igual de dura que la ida", añade. En este caso, como en otras tantas ocasiones, no valían las excusas.

El mayor peligro era (además de las avalanchas), la gran cantidad de nieve que tenían la copas de los árboles. "Precisamente fuimos por la mañana porque a primera hora la temperatura impide que haya tantos argayos", explica el teniente.

Cuando llegaron a Viboli el esfuerzo tuvo su recompensa. Allí le esperaban Balbina Tomás y su hijo. Les recibieron con aplausos... y con un café caliente que los funcionarios agradecieron. "La verdad que actuaciones así prestan mucho", afirma Villabrille. Los agentes reconocen que este rescate no fue el más complicado al que hicieron frente en los últimos años. "Podíamos seguir una carretera y era difícil perderse", recalca el teniente. Villabrille lleva casi un lustro en la unidad de montaña. Su compañero Alonso más de dos décadas. "La gente se sorprendía al ver el vídeo (disponible en la página web del periódico) por los desniveles, pero eso no es nada, a eso estamos acostumbrados", añade.

En el pueblo de Viboli residen durante el invierno sólo cuatro habitantes: Balbina y su hijo y otros dos hermanos. En verano, como en casi todas las pequeñas poblaciones asturianas, la cosa cambia. En temporada estival se llenan muchas de las viviendas del pueblo.

La vuelta a Cangas de Onís para estos agentes fue aún más complicada que el camino hacia la casa de Balbina. A los problemas de la nieve hubo que sumar el argayo que hizo que los agentes tuvieran que esperar tres horas en el coche para poder llegar, al fin a las seis de la tarde, de vuelta al cuartel.

Ayer, Pablo Villabrille hablaba con este periódico apenas unos minutos antes de salir en dirección a la Ruta del Cares. "Nos acaban de llamar para decirnos que hay gente allí atrapada", explicaba el teniente justificando su necesidad de cortar la llamada.

Tras la intervención de Viboli, el Grupo de Rescate y Montaña de la Guardia Civil (GREIM) con sede en Cangas de Onís, rescató en la jornada de ayer a un montañero polaco que se rompió las dos piernas tras precipitarse el pasado jueves por un desnivel de diez metros en la ruta del Cares, en Cabrales. El herido, junto a otro hombre de la misma nacionalidad con el que hacía la ruta, permaneció toda la noche en el lugar del accidente. A primera hora de la mañana el acompañante del herido bajó hasta Poncebos a pedir auxilio. Al no poder intervenir el helicóptero del 112 al estar en ese momento ocupado, el GREIM se hizo cargo del rescate con resultado exitoso. Estas intervenciones evidencian el estado de alerta en el que los equipos de montaña de la Guardia Civil permanecen en los últimos días como consecuencia del frente frío que azota al Principado.

Rescate de un excursionista polaco en la ruta del Cares

Rescate de un excursionista polaco en la ruta del Cares