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FULGENCIO ARGÜELLES | Escritor

"Me arrepentí de no haber quedado en la Universidad, pero el banco pagaba el doble"

"La rotura de una pierna en un partido de fútbol me dio ocho meses de baja, en los que recobré la lectura y empecé a escribir y a ganar premios"

Fulgencio Argüelles, en su casa de Cenera (Mieres). SILVEIRA

Fulgencio Argüelles (Uriés, Aller, 1955) es un escritor con premios y lectores que ha editado "Letanías de lluvia", "Los clamores de la tierra", "Recuerdos de algún vivir", "El palacio azul de los ingenieros belgas". Creció en Cenera, donde vive, y estudió en el Seminario de Oviedo hasta que decidió, con su grupo de amigos, estudiar en Madrid...

-...Y dejar la carrera eclesiástica.

-Sí. Cuando lo comunicamos, Gabino Díaz Merchán habló con nosotros. Nos dijo que era un golpe para el Seminario, nos ofreció ir a la Universidad de Comillas y a su colegio en Madrid becados y así no perdíamos los estudios eclesiásticos. Aceptamos.

- Madrid, 1974, primer curso de Psicología en la Universidad de Comillas. ¿Qué fue del futbolista?

-Quiso ficharme el San Fernando de Henares y el Oviedo dijo que había que hablar de dinero. Nada. Sí, me operaron en condiciones en la clínica Ruber y me dejaron bien, pero no para jugar.

- ¿Dejó la fe con crisis?

-De casi tres años. La vivimos en grupo. Ninguno de los amigos llegó a cura. De 180 de Covadonga, salieron 3 o 4 curas. Uno fue Antidio, que lo mató un guardia civil por andar con su mujer.

- Estuvieron en Comillas...

-Hasta cuarto, porque era colegio universitario. Estudiamos tanto que nos fue fácil la Complutense. Me gustó la carrera con profesores como José Luis Pinillos y Luis Cencillo. Era muy psicoanalítica, con muchos jesuitas también en la Complutense, donde me dieron clase Fernando Savater y Agustín García-Calvo.

- ¿Y Madrid?

-Era un continuo descubrimiento. Éramos muy rojos. No milité. Cuando murió Franco despertamos a todos, lo celebramos y salimos a hacer autoestop. Tuvimos 7 días de vacaciones.

- ¿Y las mujeres?

-En el Seminario había tenido novias de dos meses. Siempre había una chica de referencia, con éxito relativo: sufrí abandonos y chicas que ni caso. En segundo empecé una relación y acabó en matrimonio al finalizar tercero.

- ¿Y el dinero?

-Repartí flores, vendí enciclopedias puerta a puerta, di clases particulares. Mi mujer era aya puericultora en un colegio de huérfanos de la Diputación. Hice unas pruebas y entré de administrativo en Banesto, destinado a la oficina principal de Guadalajara. Me levantaba a las 5 de la mañana, iba a Guadalajara, regresaba, iba a la Facultad...

- Tuvieron dos hijas.

-María y Tamara. No libré la mili porque Banesto pagaba a los trabajadores todo el salario. Me tocó Colmenar Viejo y El Goloso, al lado de Fuencarral, donde vivía. Tuve pernoctas, pero fue un año haciendo lo que no quieres y supeditado al arbitrio de fanáticos y ceporros. A veces arrestaban a toda la compañía y yo tenía que recoger a las crías de la guardería. Al final daba permiso el capitán.

- Su matrimonio duró 8 años.

-Tuvo la enfermedad de la juventud y la inexperiencia.

- ¿Y en el banco?

-No me gustaba, pero... Acabé la carrera con matrícula de honor en psicodiagnóstico. Pude quedar de profesor no numerario pero me daban 20.000 pesetas, y en el banco, 45.000. Me arrepentí.

- ¿Cómo fue su separación?

-De mutuo acuerdo y con buena relación. Era 1983. Me complicó económicamente, pero mantuve la relación con mis hijas. Empecé mi relación con la que, años después, tras el nacimiento de nuestro hijo Eduardo, me casaría. Vivía en Tres Cantos, el municipio más joven de España.

- ¿Y eso?

-Iba a ser la ciudad del futuro, del tamaño de Santander y con novedades como placas solares, conductos de basura reciclada desde el piso con aprovechamiento energético, todo cooperativas.

- Y cuando fue en 1976...

-Encontré calles, farolas, papeleras y algún esqueleto de edificio. Nos dieron el piso cuando me divorcié. Nunca viví en él. Pero mi segunda mujer vivía en Tres Cantos y fui con ella.

- ¿Cuántos colonos eran?

-300 personas. Era una urbanización de Colmenar Viejo y no tenía un servicio. Montamos un movimiento vecinal muy potente conforme vivía más gente. Para las elecciones de 1985 se creó el Partido Tres Cantos Unido, sacó 2 o 3 concejales, fue llave y empezamos a pedir la independencia, que se consiguió en 1990, con veintipico mil habitantes.

- ¿Su segundo matrimonio?

-Duró 7 años. Yo seguía siendo bastante egoísta, de preocuparme por mis cosas aunque me responsabilicé más de mis hijos. En un partido de fútbol sala me rompieron la otra rodilla y pasé 8 meses de baja con una durísima rehabilitación después de 2 operaciones. En ese tiempo recuperé la lectura y me dio por escribir un relato sobre la muerte de mi abuelo, lo mandé a un concurso de relatos de Aller y ganó. Pensé que lo que escribía interesaba. Escribí otro relato y lo mandé a Guardo y ganó. Me animé y dije: "Voy a empezar a escribir una novela".

- Tenía 30 años.

-Necesitaba crear un mundo. Me inventé un pueblo basando en Uriés, hice un plano y pensé en escribir la vida de toda la gente que viviera allí durante la dictadura de Primo de Rivera. Se la di a leer a un amigo, buen lector, volvió entusiasmado, me dijo que tenía que editarla y me la preparó para enviar al premio "Azorín". Me avisaron de que era finalista y fui a Alicante, a una cena con un ritual que debería estar prohibido. Cada poco una señorita nombraba a los eliminados. Entré muy tranquilo, pero, conforme iban descartando, empezaron a temblarme las piernas. Cuando anunciaron ganador mi seudónimo, salí sin esperar a que dieran mi nombre. Juan Bonmatí, miembro del jurado y editor del premio, me dijo que la novela merecía una editorial nacional y que me daba dos meses para probar en Madrid.

- Gran tipo.

-Acojonante. Cogí 4 direcciones de mis libros. Fui a Espasa y no estaba el editor. En Alfaguara el conserje se apiadó de mí y llamó al editor. Era Juan Cruz. Me recibió y dijo: "Acabo de leer en 'El País' que te han dado el premio 'Azorín', que gané yo hace años. Te la voy a publicar, la leerá una comisión que quizá te pida cambios". No me pidieron nada.

- Y sale "Letanías de lluvia".

-Y fui consciente de que era escritor cuando vi a una chica leyéndolo en el vagón del metro y me sentí indefenso, desnudo y a la vez con deseo de aproximarme y decirle que yo era el escritor.

- Le fue bien, ¿pensó en vivir de la escritura?

-No tuve la oportunidad.

- ¿Cuándo supo que tenía otra novela?

-Mirando Santa María del Naranco empecé a hacerme preguntas históricas, vi que no había novelas sobre eso y escribí "Los clamores de la tierra". Luis Mateo Díez me hizo anotaciones que tuve en cuenta, incluido el final más abierto. La presentó Juan Cruz al "Café Gijón". Cuando se publicó me llamaron de recursos humanos, 8 años después de que presentara el título de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. Desempolvaron mi expediente por el éxito literario.

- Fue cuando vino a Asturias.

-A una plaza de gestión de personal, en 1995. El problema eran los chavales. Yo no había acabado tan bien con mi segunda mujer y Micaela también quería alejarse de su matrimonio. Cada dos fines de semana iba a Tres Cantos: salía a 6 de la mañana, pasaba el día y volvía a las 2 de la mañana. Luego eso mejoró. Quise que mis cuatro hijos se sintieran, comportaran y crecieran como hermanos, y lo logré.

- ¿Cuándo se jubiló?

-En enero, con 63. Estoy prejubilado desde 2011. Leo diez horas y escribo una.

- ¿Qué tal siente que le ha tratado la vida hasta ahora?

-Bien. Estoy satisfecho, con sensación de plenitud tras momentos buenos y otros muy duros. No me inquieta si vendo más o menos libros ni escribirlos aunque en octubre sale mi tercera novela con "Acantilado" y otro con colaboraciones periodísticas.

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