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Enero agranda la brecha: las muertes vuelven a triplicar a los nacimientos

El desfase entre partos y defunciones restó a Asturias 31 habitantes al día, una media que empeora la del año más negro para su demografía

El año 2022 entró en Asturias excavando más la grieta demográfica asturiana, con una diferencia entre nacimientos y muertes que prolonga la insostenible crisis de natalidad añadiendo una pérdida media de 31 habitantes por cada día de enero. La resta supera el ritmo de caída diaria del peor año de la natalidad en la región –2020– y agranda la brecha con la enorme distancia que se establece entre los 398 alumbramientos y los 1.373 decesos registrados en el primer mes del año. Los datos recién actualizados por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) señalan que los fallecimientos vuelven a triplicar a los nacimientos y retratan a este enero como el peor mes desde el nefasto enero de 2021, que ha quedado grabado en la negra historia demográfica asturiana como el de menos nacimientos en una serie que se remonta al menos hasta la posguerra civil.

En aquel mes inicial del año pasado, el primero en el que se contabilizaban íntegramente partos de niños concebidos durante el confinamiento, la natalidad tocó fondo en la región con sólo 324 nacidos. Mientras, la mortalidad se disparaba en plena segunda ola del coronavirus. En este enero, con la pandemia bajo control, el recuento de partos suma 74 más que entonces, pero aún es el undécimo mes desde que hay registros –1990– con un cómputo más magro de alumbramientos. La diferencia entre las incorporaciones y las salidas del censo por causas naturales arroja una pérdida de 975 habitantes, la séptima más gruesa en un solo mes de la que hay constancia estadística. Eso quiere decir que apenas ha nacido un niño cada dos horas –ni siquiera trece al día– y que en ese lapso se mueren tres personas, 44 por jornada. En época reciente, sólo el estallido de la pandemia en marzo de 2020 y los tres meses de su ola más dañina –de noviembre de 2020 a enero de 2021– ofrecen un resultado peor.

El número de muertes vuelve a triplicar al de nacimientos, y eso todavía no era del todo habitual ni siquiera en la deteriorada estadística demográfica asturiana, pero ya ha pasado por tercer mes consecutivo. Hasta ahora, esta relación de tres fallecidos por cada recién nacido únicamente se había dado en tres meses de 2021 –enero, febrero y diciembre– y antes en noviembre y diciembre de 2020, que se corresponden como los anteriores a los momentos más intensos de la mortalidad del covid.

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