Trasona, Illán GARCÍA

Los alumnos de la Escuela Infantil de Gudín, en Trasona, conocieron ayer la vieja tradición asturiana de la esfoyaza, en la que se deshojaban las mazorcas de maíz y se entonaban canciones, se bailaba y se jugaba, entre otras cosas, a la clásica «carrera de panoyes». «La esfoyaza implica un trabajo duro, pero a su vez da pie a la folixa. Se comía, se echaban cantarines, se jugaba y por qué no, también se cortejaba», decía una de las animadoras de la empresa gijonesa Llar Animación.

El día comenzó con trabajo. Era tiempo de «esfoyar les panoyes» y las labores de enristre. Los alumnos se mostraban encantados con la iniciativa y algunos de ellos decían a los cuatro vientos que ya habían visto hacer la esfoyaza en la casa de sus abuelos. En este tipo de celebraciones «se reciclaba todo», destaca la monitora. De ahí vienen las clásicas carreras de panoyes.

«Hoy aprendimos a cantar bien y a esfoyar les panoyes», decía con una sonrisa de oreja a oreja el alumno Ricardo López. Después de deshojar las panoyas de maíz, los niños conocían perfectamente cuál era su destino. «Cuando se acababa de esfoyar, el maíz se guarda en el hórreo», asegura Cristina Blanco. Los alumnos, aparte de varios minutos de «trabajo», estuvieron atentos a los cuentos que les relataron las monitoras de Llar Animación.

Con esta actividad, que ya ha recorrido varios colegios del concejo, los monitores pretenden que los niños conozcan un poco más de la cultura tradicional asturiana a través de los quehaceres que se han transmitido de generación en generación. La esfoyaza, sin duda, será recordada por los alumnos de la Escuela Infantil de Gudín (Trasona) ya que, al margen de aprender a deshojar panoyas, también jugaron «a las carreras» pero de una forma «peculiar».