Saúl FERNÁNDEZ

La iglesia de los Padres Franciscanos fue objeto en la madrugada del martes del robo de dinero, de algunos discos de música religiosa y de la rotura de cepillos, lampadarios (candelabros que se iluminan con monedas) y de dos cerraduras que fueron forzadas. Humberto González Carballal, fray Tito, el padre guardián del convento avilesino, aseguró ayer que los intrusos «apenas se llevaron nada de valor, porque el dinero de las misas se recoge cada día».

Según el relato de González Carballal, «los ladrones tuvieron que salir del templo, necesariamente, por la antigua sacristía», que comunica directamente con las obras de desmontaje del antiguo convento anexo a la iglesia medieval. «Quizás entraron también por ahí o puede que quedara alguien encerrado por la noche, no lo sabemos». Lo cierto es que la puerta de acceso a la antigua sacristía se encontraba abierta y protegida de la calle únicamente por unas tablas que, presumiblemente, fueron rotas a patadas por los intrusos. «Luego se fueron a la capilla que utilizamos ahora como sacristía. Allí lo revolvieron todo. Abrieron todos los armarios, todos los cajones y fue entonces cuando dieron con el dinero, que, ya digo, era bastante escaso», continuó con su relato.

En uno de los armarios dispuestos actualmente en la capilla-sacristía dieron con un archivador de CD y decidieron llevarse, según fray Tito, «siete u ocho discos». El padre guardián se mostró extrañado por las aficiones melómanas de los intrusos: «Es música religiosa», dijo el franciscano.

Fray Tito abrió la iglesia ayer a las ocho y media de la mañana. «Fue cuando lo descubrí todo», comentó. Recorrió el templo y, aparte del dinero y de los discos, echó en falta «algunos cachivaches más, pero sin ninguna importancia», comentó. «Desde luego que pudo haber sido peor», se lamentó poco antes de marchar a Comisaría.

El robo en la iglesia de los Padres se suma a una cadena de delitos que, nuevamente, vienen sufriendo los templos del concejo.

A finales de la primavera pasada unos ladrones entraron en las iglesias de Villalegre y de La Luz utilizando la misma técnica: aprovechando el camuflaje que otorgan las obras. En La Luz sustrajeron los micrófonos inalámbricos y varios objetos religiosos de escaso valor, aparte de algo más de cien euros. A la semana, los ladrones accedieron a la iglesia del Sagrado Corazón, en Villalegre, a través de las obras que entonces se estaban llevando a cabo en la casa rectoral. El robo, entonces, fue de mayor cuantía que el que hubo en el vecino barrio de La Luz. Este verano pasado, además, los ladrones intervinieron en la capilla de Rivero. Sucedió en dos ocasiones. El dinero que se llevaron apenas supuso nada. Uno de los ladrones se olvidó el móvil.