La Peral, Elisa CAMPO

¿Qué puede llevar a un pueblo a su desaparición total, a su aniquilación incluso de la faz de la memoria? Este es el misterio que pesa sobre Sargos, un núcleo de población que existió en la parroquia de La Peral, en el entorno del Viso, y cuyos restos se borraron del recuerdo pese a hace no más de dos siglos varias decenas de vecinos vivían en este enclave, situado en un lugar privilegiado por ser cruce de caminos. Por Sargos pasaba el Camín Real de la Mesa, que comunicaba con León, y también la ruta para unir Oviedo y Galicia pasando por Cudillero. Una venta atendía las necesidades de los viajeros en este punto. Y lo único que queda del pueblo de Sargos son escuetas referencias documentales y los muros desmochados de una iglesia.

Precisamente es la investigación en torno a esta iglesia la que sacó a la luz la existencia de este poblado. Según explica el Alcalde de Illas, Alberto Tirador, el descubrimiento de que el templo, en el que ya se realizaron varias investigaciones arqueológicas, llevaba el topónimo de Sargos, abrió una línea de investigación documental. Y pese a que en un primer momento se quiso vincular «Sargos» con «Argañosa» -el nombre de otro núcleo de población de la parroquia- esta hipótesis ya quedó descartada. En el Diccionario Estadístico Geográfico constata la existencia de Sargos, que en 1828 tenía una población de unas veinte familias. «Lo que me sorprende es que ningún vecino de La Peral sabe nada», afirma Tirador, que intentó sin éxito recabar testimonios de la existencia del pueblo. El nombre de Sargos también aparece, sin embargo, en algunos registros eclesiásticos, y como lugar de enterramiento. «Es inexplicable este olvido, da pie a pensar que algo tuvo que ocurrir», apunta el Alcalde.

En lo que se refiere a la investigación de la iglesia de San Jorge de Sargos, nuevos descubrimientos salieron a la luz gracias al campo de trabajo que se celebró allí este verano. Los objetivos eran dilucidar el trazado original de la planta de la iglesia y ahondar en el conocimiento de esta pieza patrimonial caída en el olvido. Los resultados no pueden ser más alentadores: además de confirmar los orígenes románicos de la iglesia (siglo XII), el equipo de investigación localizó cinco enterramientos fechados inicialmente en el siglo XVIII, así como gran cantidad de restos óseos sin conexión anatómica, pertenecientes a un osario. Así lo indica Paula Bartolomé, arqueóloga que coordina un equipo formado por el historiador Miguel Cimadevilla, la restauradora Natalia Días y la topógrafa Marta Bartolomé.

Paula Bartolomé sostiene que San Jorge de Sargos fue lugar de enterramientos hasta el siglo XIX, y que las prospecciones que se han hecho hasta ahora apenas han arañado la superficie de un yacimiento que se remonta, al menos, hasta el siglo XII. «No estamos ni siquiera en los niveles originales de construcción», afirmó. La excavación también sacó a la luz restos cerámicos y monedas -maravedíes del siglo XVIII- que ahora, junto a los restos óseos, se van a analizar. El yacimiento se protegió con tela geotextil, plástico y tierra para poder continuar el próximo año con la investigación. Y es que el enigma de Sargos, está, ahora más que nunca, abierto.