El pasado día 3 nos encontramos con la noticia de que la ilustrísima señora alcaldesa de Avilés no le concede la prórroga en el servicio activo al letrado consistorial, Francisco Sánchez: Paco, para todos los empleados del Ayuntamiento.

El señorío de Paco y su bien estar y saber supongo que le impide decirle a la Alcaldesa lo que yo, que soy libre, le voy a decir gracias a la amabilidad de LA NUEVA ESPAÑA.

En primer lugar, decir que Paco es un compañero municipal; he tenido el gusto de ser su compañero desde que está en el Ayuntamiento, y digo lo que dicen todos los que nos hemos relacionado con él: un excelente compañero y amigo, con un humor fantástico.

Y puedo decir esto y más, porque yo a la gente que aprecio la aprecio por sus valores, no porque me hayan hecho favores. Paco, el letrado consistorial, era en defensa del Ayuntamiento un águila real, nos ha dado madera a los sindicatos -a mi sindicato en particular- por un lado y por el otro en los pleitos en que nos hemos enfrentado en el Juzgado. Muchas veces, después de una vista, he salido con ganas de «matarlo», pero fuera de ahí era y es un buen compañero, buen funcionario y excelente persona.

Por eso me duele que la señora alcaldesa desprecie a un buen profesional -qué digo, buenísimo- en la madurez de conocimientos jurídicos, y difícil será que encuentre a una persona tan capaz como él.

Durante los últimos tiempos se le ha intentado humillar. Qué equivocados están los aduladores de la Alcaldesa: no humilla quien quiere, sino quien puede. Y Paco tiene mucha más categoría que las personas citadas. Para ello se intentó contratar a un abogado que mandara por encima de él, se nombró a otros funcionarios para que ejercieran su supervisión. Se le reprochó, erróneamente, que perdía muchos juicios. Mentira. Mostró unos resultados espectaculares que hicieron callar al listo que proponía contratar abogados externos. Y por último, se contrató a un bufete de abogados externo, con un gasto de más de 30.000 euros, para gestionar el expediente de regulación de empleo de diciembre del 2010 teniendo un servicio jurídico competente y capacitado; pero el consejero en jefe no se fiaba de Paco. Qué pena de señor y de quien le hace caso, la alcaldesa de Avilés.

El colmo del desprecio a la valía profesional de Paco es no concederle la prórroga en el servicio activo. El Ayuntamiento de Avilés en los últimos tiempos se lo ha concedido a todos los que lo han solicitado: dos funcionarios de servicios técnicos y otro de la Fundación de Cultura. Todos han cumplido perfectamente sus funciones en sus cargos y nada puede alegarse acerca de que Paco no lo fuera a cumplir, puesto que su estado físico y mental es óptimo. Alegar la falta de presupuesto para abonar su salario y no concederle la prórroga parece una tomadura de pelo, por lo menos a los empleados municipales, que sabemos los sueldos de todos los componentes de la plantilla. El sueldo de Paco es igual que el de la jefa de Contratación, la jefa del Servicio Jurídico de Administración General, la jefa del Servicio de Contratación Administrativa, la jefa del Servicio de Recursos Humanos, el jefe del Servicio de Seguridad y Salud Laboral, el jefe de Servicio de Sistemas de la Información, la jefa del Servicio de Fiscalización y Contabilidad, la jefa del Servicio de Gestión Económica y Presupuestos, el director de la Casa de la Cultura, el jefe del Servicio de Planeamiento, el jefe de Servicio de Disciplina Urbanística, la jefa de Servicio de Licencias y el jefe de Servicio de Educación, Formación y Empleo. En fin, que el sueldo de Paco no era ni desmesurado ni superior a los altos funcionarios municipales; era el normal de los de categoría A1. Sin entrar en valoraciones de los puestos citados, y otros que no se mencionan creados para dar habitáculo a gente del PSOE, hemos de manifestar que decir que el puesto y la plaza de abogado consistorial no es tan importante como el resto es un desafío a la cordura y al sentido común. Pero este veterano sindicalista ya sabe cómo acaban las historias municipales y la del consejero «in pectore» de la Alcaldesa. Se trata de disfrazar la cuestión para externalizar el servicio de abogacía y dárselo a quien todos pensamos. Pues bien, el sindicato que represento intentará por todos los medios denunciar el gasto enorme, muy superior al salario de Paco, que supondrá dicha externalización del servicio.

Qué pena me da, señora Pilar Varela. Alguna vez se darán cuenta los avilesinos de la clase de persona que rige la Alcaldía de Avilés: sectaria, irrespetuosa con los pensamientos de cada uno e intransigente. Así no vamos a ninguna parte mientras los políticos no entiendan que hay funcionarios profesionales que cumplen con su trabajo, pero no van a la Alcaldía a besar pies ni manos. Están en su sitio, sin servilismos, pero actuando con imparcialidad, objetividad e independencia, y sirviendo los intereses generales del Ayuntamiento de Avilés, que, no se olvide, es de todos los avilesinos, no de la alcaldesa ni del PSOE.