E. CAMPO

Reivindicar la lucha de las mujeres contra el franquismo y rescatarlas del olvido al que fueron sometidas por el paso del tiempo y la visión parcial. Este es el objetivo de IU, que ayer organizó una jornada sobre «Mujeres rebeldes» en la que estuvieron algunas de esas protagonistas que sufrieron por implicarse en favor de la República y la democracia: Aurelia Villegas, Anita Sirgo y Carmina Garrido. Ellas saben de huelgas mineras, de trabajo sindical en Ensidesa, de compromiso firme en pos de unos ideales. También hubo un recuerdo para Juana Doña, última mujer condenada a muerte en España, cuya pena se conmutó por 30 años de cárcel. Suya es la reflexión de que «no quería olvidar, ya que olvidar es convertir en cenizas la parte larga de una vida, y eso es un despilfarro, es que naces sin nada, con las manos vacías y la mente vacía».

El contexto histórico a todas estas vivencias lo puso Azucena López, investigadora, que repasó qué supuso la II República, la guerra y el primer franquismo para las mujeres. «Las mujeres del bando vencido están olvidadas por la historia tradicional. Ellas fueron las encargadas de mantener la memoria de los hombres, que estaban huidos, en la cárcel o asesinados. Pero no cuentan su historia porque la mujer tenía que ser humilde».

Este sistema patriarcal, contó López, no quedó roto de la noche a la mañana con la II República, aunque sí hubo cambios en la base jurídica y educativa. «A las mujeres les sirvió para entrar en la esfera pública, en los debates». En la República comienzan a fundarse agrupaciones femeninas en defensa de sus derechos, que después derivaron en agrupaciones femeninas antifascistas. «Quieren defender la República. Y en la vanguardia están las milicianas, que en Asturias fueron poco numerosas». Cuando llega la represión, sufren interrogatorios y palizas, cárcel y campos de concentración, pero también rapados de cabeza, vejaciones públicas y violaciones.