Myriam MANCISIDOR

Luis Barroso huye de las «faroladas». Por sus manos han pasado miles de pacientes, algunos de la talla de Carlos Arias Navarro, que fue presidente del Gobierno. Pero Barroso prefiere no darse más importancia que la que tiene un médico especialista en Radiología que ejerció en Avilés con vocación desmedida durante más de cuatro décadas. «Todos los enfermos son iguales para mí y todos se merecen atención correcta», manifiesta este hombre que nació en Villagonzalo (Badajoz) hace 86 años. El próximo sábado, día 27, Barroso recibirá el premio «Toda una vida» que desde hace siete años otorga la Cofradía del Colesterol. El jurado valoró «su dilatada carrera y su contribución a la salud de los avilesinos». Y para Barroso fue una sorpresa: «La mayoría de la gente se pasa la vida trabajando, como yo. A nadie le regalan nada».

El radiólogo avilesino estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de Badajoz. Tras finalizar los estudios de Bachillerato y superar el examen de Estado en la Universidad de Sevilla, Barroso se trasladó a Salamanca para estudiar la carrera de Medicina, la ilusión de su vida, quizá influenciado por la proximidad de médicos en su familia. «De niño ya jugaba a ser médico y ahora, si tuviera que decidir de nuevo, volvería a elegir esta profesión», sentencia este hombre lúcido que hace dieciséis años cerró su consulta.

Cuando terminó sus estudios universitarios, Luis Barroso se trasladó a Madrid para hacer la especialidad de Radiología y Radioterapia en el hospital Clínico de San Carlos bajo la batuta del catedrático y profesor Carlos Gil y Gil, previa oposición a médico interino del servicio de radiología. Terminada su formación en 1954 y aconsejado por su maestro, Barroso decidió en la primavera de ese año trasladarse a Avilés, donde abrió su primera consulta privada en la calle La Fruta. «En aquel momento Avilés vivía la explosión de Ensidesa y mis mejores amigos, además, eran asturianos. Por eso decidí este destino», manifiesta el extremeño, que tras veinte años radiografiando a los avilesinos en La Fruta se trasladó «por problemas de espacio» a la calle Fernández Balsera, donde cumplió veinte años más de ejercicio.

Su trabajo como especialista de pago lo compaginó, además, con el de médico del ambulatorio central de Avilés, existente entonces en la calle Llano Ponte. Luis Barroso cumplía con jornadas laborales de hasta diez horas. «Si el trabajo gusta no quebranta la salud, a no ser que sea de riesgo», subraya este hombre que trató a miles de pacientes siempre desde la proximidad médico-enfermo. «Cuando empecé a ejercer en Avilés los índices de contaminación eran bastante elevados, pero eso no generó un aumento de consultas. Las patologías que se veían en la ciudad eran similares a las de otras áreas sanitarias», precisa Barroso, casado con una salmantina, Juanita Rodilla, padre de cinco hijos, uno de ellos médico y abuelo de seis nietos.

Desde su jubilación, Luis Barroso disfruta de su tiempo. «Leo, escucho música, viajo lo que puedo y paseo con mi mujer», dice. Está al tanto también de la actualidad sanitaria, sobre todo la referente a los servicios de Radiología. «En ocasiones se hacen pruebas innecesarias, el cribado debería ser mejor», concluye este médico que solo tiene palabras de elogio para sus pacientes, para todos por igual. Por eso para Barroso el hecho de haber tratado al presidente Arias Navarro en aquellos años en que veraneaba en Salinas (Castrillón) es solo un apunte que, a su juicio, no merece mayor consideración. El radiólogo avilesino disfruta con las pequeñas cosas, con el saludo de aquellos que fueron sus ex pacientes cuando pasea por la ciudad.

El sábado día 27, no obstante, Luis Barroso será el protagonista de una gala que se celebrará a partir de las ocho de la tarde en la Casa municipal de Cultura. A su lado estarán dos mujeres de altura que recibirán el galardón «HDL Colesterol Bueno»: la modelo Sandra Ibarra, presidenta de una Fundación de solidaridad frente al cáncer y la científica Lina Badimon Maestro. Responsables de Central Lechera Asturiana recibirá, asimismo, el premio «Investigación e innovación nutricional» por «su contante mejora en la elaboración de nuevos productos con beneficios funcionales, capaces de satisfacer las necesidades de los consumidores» y la Sociedad Económica Amigos del País el galardón «Mandiles del colesterol» por «su promoción y fomento de la cultura, en especial en todo aquello que afecta a Avilés y su desarrollo».

Barroso recogerá su galardón y, luego, regresará previsiblemente a ese segundo plano en el que se siente más cómodo. «Nunca me gustó presumir, no me gustan las faroladas», concluye el doctor que miraba el interior de cientos de avilesinos.