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Una "locura" que genera beneficios

Tres empresarios asturianos de diferentes sectores consideran que la innovación es la llave que abre ahora las puertas del mercado internacional

Por la izquierda, José Antonio Sánchez, Martín Casado y Marta Fernández, ayer, en el pabellón de La Magdalena. Ricardo Solís

Myriam MANCISIDOR

Leonardo Da Vinci innovó en la pintura al introducir el efecto del claroscuro en sus cuadros. Algunos lo llamaron entonces "loco"; otros, genio. Por el mismo trago pasaron los empresarios asturianos Martín Casado, José Antonio Sánchez y Marta Fernández, tres personas que decidieron dar forma como Da Vinci a ideas siempre arriesgadas y ligadas a la creatividad que rondaban sus cabezas. Los tres presentaron ayer en Avilés, en el Foro de la Innovación organizado por la Cámara, sus experiencias de éxito. Aseguraron que sus proyectos les abrieron las puertas del mercado internacional, aunque cada uno de ellos cruzó las fronteras de distinta manera.

Casado es el director comercial de Asturmadi. "La empresa nació como una fábrica de madera enfocada a un mercado local", explicó. Luego dan un paso adelante. "En un momento dado vimos la oportunidad de construir puertas metálicas cortafuegos, con las que nos metimos en el mercado nacional. Por aquel entonces y como gran parte de las empresas españolas ligadas al sector de la construcción crecimos y alcanzamos una posición de liderazgo", añadió. En septiembre de 2008 y con la crisis económica llamando a la puerta de Asturmadi, los empresarios se vieron en la necesidad de reinventarse. Cruzan fronteras e innovan en cuanto a productos, certificaciones y el sistema de embalaje y transporte. "Nosotros necesitamos una gran inversión para que el proyecto fuera competitivo pero ahora lo que nos hace mirar con ilusión al futuro es, precisamente, la internacionalización", concluyó Casado.

Marta Fernández Gallego, por su parte, dirige Supersilo, una empresa que nació fruto de la necesidad de esta joven empresaria de almacenar "pellet" (combustible de madera) en su casa, donde acababa de instalar una caldera de biomasa. "Cuando estaba buscando información me di cuenta de que sólo había dos empresas de este tipo y ambas con bastantes carencias. Esto nos llevó a ferias y mercados, y recibimos los primeros pedidos antes de tener la empresa constituida", explicó. Agregó: "Con capital cien por ciento asturiano y el apoyo de Valnalón dimos forma a la empresa y ahora somos la única fábrica de estas características a nivel estatal y la tercera a nivel mundial". A juicio de Fernández Gallego, innovar es fundamental para salir a flote. "No hace falta buscar un producto que no esté inventado. A veces basta con escuchar al cliente, saber lo que quiere y lo que necesita", subrayó.

José Antonio Sánchez, de Imagine800, se metió en el mercado internacional de la mano de un socio. Ambos trabajaban en una multinacional y los dos tenían "necesidad innovadora". Así surgió una empresa que desarrolla aplicaciones y servicios móviles. "Fue una locura porque para el primer servicio que sacamos a la calle no existían ni clientes, ni tecnología ni necesidades por parte de los usuarios. Sólo teníamos una idea que llevamos al mercado y fuimos evangelizadores de algo que luego nos copiaron otros", recalcó. Sánchez, Gallego y Casado consideran que en la innovación está el futuro, y el pan que llevarse a la boca.

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