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La actividad industrial en la comarca

La cabecera avilesina de Arcelor batió en 2013 seis de sus récords de producción

La acería coló el año pasado 3,57 millones de toneladas de acero útil, superando así en un 0,8% el mejor registro anterior, que databa de 2007

Vertido de arrabio en el interior del convertidor de la acería de Tabaza. Miki López

Las instalaciones de Arcelor-Mittal en Avilés batieron el año pasado seis récords históricos de producción -acero líquido, acero recocido, acero estañado, acero decapado, producción del tren temper y hojalata- alguno de los cuales databa de hace más de una década. Este logro sin parangón en la etapa moderna de la siderurgia asturiana fue posible, en primer lugar, gracias a que la acería LD-III -una instalación crucial, pues de ella dependen las demás- coló más acero que nunca (3.570.083 toneladas), lo que a su vez proporcionó abundante materia prima para que otras líneas de transformación y acabado trabajasen al máximo de capacidad; otras causas que han hecho posible el ramillete de récords fueron, según fuentes siderúrgicas consultadas por este diario, la ausencia de contratiempos en forma de averías graves y una recuperación de la cartera de pedidos que se tradujo en una orden clara por parte de la dirección de la empresa: pisar el acelerador productivo después de que la crisis económica hiciera estragos en años anteriores.

El anterior récord de producción de la acería LD-III databa de 2007, un año que Arcelor cerró con 3.541.361 toneladas de acero útil colado en la nave de Tabaza. El nuevo registro de 3.570.083 toneladas eleva la marca un 0,8 por ciento y lo hace además en un año muy especial para los trabajadores de la instalación, que en 2013 celebraron sus bodas de plata.

Inaugurada en la noche de San Juan de 1988, la LD-III fue diseñada para producir 2,5 millones de toneladas de acero al año con un plantilla de 600 personas. Hoy trabajan en ella apenas doscientos operarios y su rendimiento productivo bruto supera las expectativas iniciales en un 33 por ciento. Semejantes números son fruto, según recalcan fuentes laborales, de la mejora continua del proceso y del logro de unos envidiables ratios de productividad.

Cual efecto dominó, el récord de producción de la acería facilitó que otras líneas relacionadas batiesen también sus registros; así ocurrió por ejemplo con la división de decapado y la de estañado.

Más espectaculares fueron aún los números de 2013 en la sección de hojalata y sus líneas afines: el tren temper (cuya función es rebajar el grosor de la chapa de acero en función de su destino final) trató 1.321.000 toneladas de acero, un 9,8 por ciento más que en 2002, el año del que databa el anterior récord de 1.202.607 toneladas; la línea de recocido continuo (cuya función es preparar la chapa fría para su laminación con destino a la línea de hojalata) despachó 271. 677 toneladas (el récord anterior era de 2008, con 260.609 toneladas); y la propia línea de hojalata cerró el año embobinando 602.199 toneladas de chapa, lo cual es un registro mejor en un 20,33 por ciento que el de 2012: 500.468 toneladas.

Este buen comportamiento productivo de la cabecera siderúrgica avilesina se produjo pese al marco de crisis que sigue condicionando el devenir industrial y aun cuando uno de los dos hornos altos de Gijón (donde se fabrica el arrabio imprescindible para hacer acero en la LD-III) estuvo apagado varios días de enero y aún cuando ya había arrancado funcionó durante un tiempo en régimen de prueba.

Más información, en el suplemento "Siglo XXI"

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