Nadie a bordo del arrastrero portugués "Santa Ana" tuvo tiempo, en el momento que la nave embarrancó la madrugada del pasado lunes en los bajíos de la isla Erbosa, a los pies de Peñas, de pulsar el botón de socorro del que disponen todos los barcos (pesqueros, mercantes e incluso muchos deportivos) en el puente y que sirve tanto para movilizar de inmediato a los servicios costeros de salvamento como para pedir auxilio a todos los buques próximos a la embarcación en peligro. Esta inusual circunstancia demoró en al menos trece minutos el despliegue del operativo de rescate que coordinó posteriormente la torre del centro regional de Coordinación de Salvamento de Gijón y que no fue efectivo hasta que el patrón del arrastrero "Ciudade de Albufeira", que navegaba emparejado con el "Santa Ana", echó de menos al buque con el que había zarpado de Avilés unos minutos antes y avisó por radio de este hecho a los servicios de ayuda costera.

La falta de activación del botón de socorro, un sistema de alarma inmediata también conocido entre la marinería por su denominación inglesa: "Distress Call Button", pone de relieve algo que ya adelantó este periódico: en el momento del impacto del "Santa Ana" contra las piedras de La Erbosa no había nadie en el puente de mando o la persona o personas que ocupaban esa posición estaban incapacitadas. Y es que, pese a los probables avisos de colisión que se habrían activado en la consola de mando del buque, nadie corrigió el rumbo erróneo que llevó al barco hasta los peñascos donde embarrancó y se hundió -el choque se produjo a velocidad de crucero (9,1 nudos) y sin modificación alguna de rumbo- y ahora se sabe que tampoco nadie tocó el botón rojo que alerta de una emergencia. Un botón de fácil acceso y que basta con mantener pulsado durante sólo tres segundos para que se active.

Expertos en náutica consultados por este diario apuntan a tres posibles explicaciones para entender por qué nadie hizo saltar la alarma cuando el "Santa Ana" embarrancó: ausencia total de personas en el puente, incapacidad del patrón (ya fuese por somnolencia o debido a un impedimento físico) o que la violencia del impacto fuese tal que los tripulantes no tuvieron tiempo a reaccionar. La investigación oficial a realizar sobre el naufragio tratará de discernir cuál de estos tres escenarios es el más plausible.

La reconstrucción cronológica del naufragio del "Santa Ana" fija una serie de horas claves para entender lo ocurrido: el barco zarpó del puerto de Avilés, donde pasó el fin de semana atracado por descanso de la tripulación, el pasado lunes a las 4.14 horas en compañía del barco de la misma empresa "Ciudade de Albufeira"; ambas naves doblaron la punta La Forcada a las 4.40 horas y pusieron rumbo noreste: el "Ciudade de Albufeira" fijó un vector de rumbo de 39º que le llevó a pasar sin problemas a la altura de la Erbosa y el "Santa Ana", sin embargo, puso un rumbo fatal de 45º que le mandó directo a las piedras.

El choque del "Santa Ana" con los escollos próximos al peñón conocido como La Corberona se produjo a las 5.17 horas, según atestigua la huella electrónica dejada en el sistema AIS de seguimiento de barcos y aeronaves. Inmediatamente comenzó su hundimiento, que a tenor de los graves destrozos que presenta el casco y el testimonio del único marinero superviviente -el patrón Manuel Simal Sande- debió de ser rápido.

La falta de activación de la llamada manual de alarma (el botón rojo) impidió asistir al barco en los primeros minutos de su naufragio. No fue hasta las 17.30 horas (trece minutos después del choque contra las piedras), cuando el patrón al mando del "Ciudade de Albufeira", alarmado por la falta de señales de su pareja de navegación, alertó de la situación a la torre de Salvamento de Gijón, que de inmediato puso en marcha el dispositivo de rescate en previsión de que hubiera ocurrido un accidente.

La radiobaliza automática del "Santa Ana" se zafó de su anclaje al barco a las 5.49 horas, según indicó en su momento la Capitanía Marítima de Avilés. Para entonces ya volaba hacia el lugar del accidente el helicóptero de rescate "Helimer 203" con base en Gijón (el medio de transporte que primero se activa, según el protocolo marítimo de seguridad, por su rapidez).

Incluso diez minutos antes de la activación de la radiobaliza, en concreto a las 5.39 minutos, ya había llegado muy cerca del punto del naufragio el "Ciudade de Albufeira", cuyo patrón viró 180 grados en cuanto sospechó la tragedia y puso proa a La Erbosa para rastrear la zona. El escaso calado del lugar impidió al arrastrero acercarse al punto del accidente, cosa que sí logró la lancha luanquina "Maresco" a las 5.58 horas para recoger el cuerpo de Manuel Simal Sande, quien herido y maltrecho se había logrado subir a una de las tres balsas salvavidas del "Santa Ana" que se desplegaron automáticamente. Fue el único que logró salir a tiempo de la trampa mortal en que a esa hora se había convertido el arrastrero.