El colegio de La Vallina se enmarca en el casco urbano de Luanco, sin embargo, desde hace varias semanas le ha echado un guiño al mundo rural. En la primera planta del centro, los escolinos disponen de un semillero en la primera planta del centro, de una huerta y una compostadora en el patio y en la biblioteca cuentan con una incubadora de huevos, para que los pequeños conozcan el proceso de gestación de los pollos. La incubadora ha sido cedida por la asociación para la recuperación de la pita pinta, con sede en Carreño.
Este tipo de actividades que comenzaron en las últimas semanas coinciden además con el año internacional de la agricultura doméstica, según explicó el profesor de asturiano, Dolfu Rodríguez, que aprovecha estas propuestas del centro para explicar nociones básicas de cultura rural y un poco de vocabulario.
Con la pala de dientes, los escolinos trabajan en la compostadora y remueven el cucho. A pocos metros de estos alumnos, otros se desplazan fesoria en mano para remover la tierra mientras otros riegan las lechugas, berzas y fresas que tienen plantadas en la otra parte del patio. "Los que tienen casería sí saben algo del mundo rural, los que viven en Luanco, poco", defienden los profesores de La Vallina, que añaden, con ironía, "que hay que explicar que los alimentos no vienen directamente del supermercado" y que "es tan importante un ganadero como un ingeniero".
En la biblioteca, se halla la incubadora de huevos. El calor provoca que los pollos salgan del cascarón en los próximos veinte días, teniendo en cuenta que el primer día de incubación fue el pasado miércoles. Los pequeños comprueban, ayudados por un ovoscopio, cómo va evolucionando el proceso desde la pita pinta puso los huevos hasta que nacen. Los pequeños comenzaron ayer sus vacaciones de Semana Santa. A los pocos días de su vuelta, los pequeños comprobarán que el calor de la incubadora ha dado la vida a pollos, que cuidarán estos alumnos de La Vallina, que poco a poco, están descubriendo los secretos del medio rural.
