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La costera de la anchoa revela el éxito de permitir a la flota que gestione las cuotas

Los pescadores, que inicialmente dudaron del sistema, piden extenderlo a otras especies dada la abundancia del recurso, la mayor en diez años

Bocartes descargados en la rula avilesina. MARA VILLAMUZA

El único "pero" que le ponen los pescadores asturianos a la costera del bocarte, que a estas alturas del año está en su recta final, es que el tamaño medio de los peces no dio, salvo capturas esporádicas, la talla que demanda la industria conservera y eso devaluó el valor del producto, que aún así se vendió a los mejores precios de los últimos años: hasta 14 euros por kilo se llegaron a pagar en la rula de Gijón por bocartes idóneos para hacer anchoas y, de media, la cotización de este popular pescado azul superó los 4 euros, que llegaron a ser hasta 7 euros durante todo el mes de mayo.

Si el calibre del pescado fue la decepción, los demás factores de la costera del bocarte resultaron satisfactorios a ojos de los pescadores, que hacen una mención especial para destacar la novedad que supuso aplicar un sistema de autogestión de los cupos y los buenos resultados que deparó el mismo, según los propios interesados. Tanto es así que los armadores asturianos de cerco -el tipo de arte con el que se pesca el bocarte- abogan por extender la idea a otras especies como la xarda y el chicharro. "Yo lo firmaría ahora mismo", aseveró Eduardo Cueva, uno de los empresarios del sector. Según Rafael Rodríguez, también dueño de un barco de cerco, "la implantación del sistema de autogestión del cupo de bocarte fue lo mejor que pudo hacerse y personalmente abogo por extenderlo a otras pesquerías; ha dado muy buenos resultados".

Los cerqueros asturianos han apostado muy fuerte este año por la costera de la anchoa ante la escasez de cuotas en especies como la caballa y el jurel o la preocupante escasez de sardinas. Las posibilidades de pesca autorizada por la Unión Europea fueron 222.500 toneladas de anchoa para toda la flota española del Cantábrico, lo que representa un 46% más que el año pasado y la cifra más alta desde que se reabrió la pesquería en 2010 tras cinco años de veda por la alarmante caída que había registrado la especie. Para el segundo semestre se reservó un 10 por ciento del cupo, habiéndose agotado el 90 por ciento restante a fecha 30 de junio.

Para evitar la explotación "irresponsable" del recurso -esto es, que la flota se lanzara incontroladamente a capturar bocarte en los primeros compases de la costera-, las cofradías del Cantábrico acordaron "autogestionar con responsabilidad" la cuota, de modo que pescando menos peces en cada jornada fuese posible faenar durante más días. Y según el parecer de los pescadores asturianos este objetivo se ha logrado.

Ese modelo se basa en dos ideas básicas: el pescado tiene que pagarse en las lonjas a mejores precios que en condiciones de "pesca olímpica" (cada barco pesca lo que puede sin restricción alguna) y la presión administrativa e inspectora sobre los barcos no podría relajarse (para vigilar que todos los barcos cumplen el acuerdo). Fruto del acuerdo antes citado, los barcos que participaron en la costera del bocarte limitaron a diez mil kilos por barco y día las capturas, que serán cuatro mil kilos por barco y día para lo que resta de costera.

Los comercializadores de pescado también son favorables a generalizar las prácticas de autocontrol pesquero, porque eliminan los "picos de oferta", permiten planificar las compras y evitan la indeseable visión de lonjas saturadas de algún tipo de pescado en cuanto coinciden en puerto las descargas de varios barcos. Los responsables de distribuir el pescado una vez que llega a tierra vienen recalcando desde hace años la conveniencia de "escalonar los desembarcos, planificar las capturas y pescar con racionalidad". Y añaden que así los pescadores saldrían ganando: tardarían más tiempo en agotar los cupos y embolsarían más dinero (los precios tienden a subir si la oferta de producto se restringe).

Curiosamente, quienes menos claro lo tenían hasta ahora eran los pescadores que, en su desconfianza, temían que las cuentas no les cuadrasen si reducen voluntariamente sus capturas. De momento, la anchoa les ha hecho ver que la fórmula de la autogestión puede funcionar e incluso plantean extender la idea a más especies. "El problema de aplicar este modelo a la xarda, por ejemplo, es que Madrid está empeñado en discriminar a los barcos asturianos, a los que nos condena a tener menos cupo que los vascos o cántabros. Pero si por nosotros fuera, aceptaríamos gustosos un tope de seis mil kilos de xarda por barco y día. Y con el chicharro, lo mismo", manifiesta Eduardo Cueva.

A falta de los datos oficiales de desembarcos del mes de junio, las rulas de Avilés y de Gijón, las que centralizan la venta de bocarte en Asturias, han superado con creces las ventas de la última costera y sus responsables estiman que este año se puede lograr la mejor marca comercial de los últimos veinte años. A modo de aperitivo, sólo la cifra de bocarte comercializado en las lonjas asturianas en mayo (391.875 kilos) iguala el total de los kilos vendidos durante todo el año 2014.

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