La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un cambio de ciclo en el campo asturiano

"Dejé mi empleo fijo en una tienda de ropa para ser ganadera"

La gozoniega Tamara Fernández ejemplifica la nueva generación de mujeres que llegan al campo: con estudios, jóvenes y buscando alternativas ante el desempleo

Tamara Fernández, en la cuadra de su ganadería; detrás, su marido, José Ramón Heres, con sus dos hijos, Borja y Raúl. RICARDO SOLÍS

Mujer, propietaria y ganadera. Tamara Fernández Inclán tiene 29 años y hace tres decidió dejar su empleo -un puesto fijo para la multinacional Inditex- y dar un giro a su vida: "Vivo en Luanco, tenía un contrato con jornada partida y con la crisis me rebajaron el número de horas por lo que no me compensaba económicamente desplazarme cada día a Avilés", confiesa esta joven con estudios de Comercio y Marketing. Criada entre xatos, Fernández Inclán, natural de Santiago de Ambiedes (Gozón), optó entonces por dar vida a la ganadería en desuso de su familia política. Tenía las instalaciones, nada más. Invirtió 26.000 euros en la compra de 32 vacas madres, un toro y cinco novillas, y pasó de vender camisetas de moda a dar forraje a sus reses. Todo fue muy rápido.

"Mi familia siempre tuvo vacas, conozco bien este mundo, y aunque siempre me gustaron las frisonas (de leche) hace años ni se me pasaba por la cabeza la idea de ponerme al frente de una explotación ganadera, menos aún de carne", manifiesta. Fue una decisión meditada. Tamara Fernández Inclán se casó y tuvo a su primer hijo, Borja, de tres años. Entonces la joven gozoniega supo que había tomado la decisión correcta: "Estar al frente de la ganadería me permite compatibilizar el trabajo en casa y en la explotación con el cuidado de mis hijos? En cualquier otro puesto de trabajo no podría disfrutar de su desarrollo". Mientras Tamara Fernández muestra su empresa, su hijo mayor y el pequeño, Raúl, de un año, le acompañan "garabatu" en mano por las instalaciones. "Macarena" es la vaca preferida por los pequeños, una especie de juguete de carne y hueso.

La joven gozoniega cuenta de tanto en cuando con la ayuda de su marido, José Ramón Heres, que trabaja, a su vez, en Alcoa. "Sin su colaboración sería casi imposible sacar el trabajo adelante porque una ganadería te obliga a estar al pie del cañón las veinticuatro horas del día los 365 días del año", precisa. El verano es la época más cómoda para Tamara Fernández: "En invierno las vacas están en la cuadra y el trabajo es más duro mientras que en los meses de calor las tenemos sueltas en una finca que alquilamos para sacar adelante el proyecto". A día de hoy Fernández tiene setenta vacas. "No tengo horarios pero disfruto de lo que hago", precisa.

Pero, ¿es un sueño rentable? Tamara Fernández no tiene duda: "Sin subvenciones una ganadería no es rentable si se parte de cero. Nosotros tuvimos que invertir de mano 26.000 euros que luego recuperamos y el gobierno local de Gozón nos dio en el anterior mandato una ayuda de 1.000 euros, pero ahora mismo este negocio da para sobrevivir". Los terneros de Tamara Fernández los compra la cadena de supermercados Alimerka, a 5,10 euros más IVA por kilo el culón. "Están pagándolos igual que hace 35 años, al mismo precio que se los pagaban a mi padre cuando tenía la ganadería", apostilla el marido de Fernández. Antes de ver un euro limpio, Tamara Fernández debe abrir un sinfín de veces la cartera para hacer frente a los pagos: gasoil, pienso? Solo en cereal invierte unos 1.000 euros al mes, por lo que ahora ha decidido plantar maíz para abaratar los costes.

La gozoniega suda cada euro que se ingresa en casa. Pero siempre sin perder el estilo que la caracteriza, con una pizca de "glamour". "Al pensar en una mujer ganadera casi todo el mundo dibuja en su cabeza a una mujer con el mono verde de Caja Rural y no siempre es así. Cada vez somos más las jóvenes que vivimos de esto, y tengo compañeras ganaderas igual que tuve compañera en Zara o Bershka que flipaban cuando les decía que los fines de semana me iba a concursos de ganado", señala.

Desde que trabaja en solitario, Tamara Fernández no ha vuelto, eso sí, a ningún concurso. "Quería participar este año en el de Gozón pero nos lo han quitado así que a ver si el próximo año podemos acudir", precisa. De ir, Tamara Fernández acudirá de punta en blanco. Eso seguro.

La joven está orgullosa de ser ganadera por muchas noches en vela que le den, por ejemplo, las vacas en el momento del parto. "En este trabajo no existen los horarios, pero puedo disfrutar de mis hijos, que ya entienden de vacas y tractores tanto como yo", reitera. Las vacaciones son harina de otro costal. "Esas no existen aunque este año, si todo va bien, igual podemos salir cuatro o cinco días en septiembre", reconoce esta mujer que se formó para trabajar en el sector del comercio y marketing y ahora está al frente de una importante ganadería en Gozón. "Lo fundamental para sobrevivir es que se consuma carne y leche asturiana, así nos irá bien a todos", concluye. Es la hora de atender al ganado.

Compartir el artículo

stats