Dornier, la compañía que explota el contrato de la ordenanza de regulación del aparcamiento (ORA) de Avilés, recaudaba un promedio de 180.000 euros al mes. Este promedio, según un exjefe de explotación del negocio consultado por LA NUEVA ESPAÑA, es la suma del dinero de las más de un centenar de máquinas expendedoras de tiques y las multas de la grúa. El resultado final de las cuentas anuales fue superior a los 2 millones de euros.
Según el pliego de condiciones, la primera fiscalización de las cuentas se tenía que hacer en el primer trimestre del año 2013. Entonces se tenían que presentar los balances de los últimos meses del año 2009 y los ejercicios completos de 2010, 2011 y 2012. "Dado lo que nos presentaron, el Ayuntamiento tuvo que encargar una auditoría externa que tuvimos que pagar todos nosotros", señaló el portavoz de Izquierda Unida, Alejandro Cueli. "Como pasó lo que pasó, se decidió cambiar el tiempo en que realizar las liquidaciones. Y ahora se hacen año a año", añadió.
La zona azul en Avilés fue recibida con el abandono de coches de las calles más céntricas de la ciudad. Pocos días después, el hecho de pagar por aparcar se fue normalizando. "La empresa, mientras tanto, se estableció en Avilés sin comprar nada en la ciudad. Se trajeron hasta los folios de Valladolid (la sede central de zona): los muebles, el ordenador, los uniformes...", destacó el exjefe de explotación del servicio. "El negocio en los primeros años fue redondo para la compañía", subraya el mismo exjefe.
