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El frutero ilustrado de Avilés

Un empresario ofrece a sus clientes la posibilidad de resolver las dudas sobre los productos en una pequeña biblioteca especializada instalada en su comercio

José Carlos Fernández, en su frutería-biblioteca ubicada en el centro de Avilés. ricardo solís

Los expertos en frutas recomiendan observar detenidamente los productos antes de comprarlos. Es necesario cerciorarse de que la fruta está en buen estado y que no tiene desperfectos o abolladuras. Además, su olor debe ser fresco y natural. En una frutería avilesina de la céntrica calle Rui Pérez que regenta José Carlos Fernández Martín, los clientes, además de ver bien la fruta, también la pueden leer. Y es que Fernández Martín es todo un frutero ilustrado. En su establecimiento, además de los diferentes estantes con todo tipo de variedades de frutas y hortalizas, también hay un espacio para los libros, sobre fruta , eso sí. Dos estanterías en el interior de la frutería guardan más de 120 publicaciones que sirven para orientar a los clientes en las dudas que puedan tener a la hora de comprar un producto. La frutería funciona también como una especia de biblioteca, porque muchos clientes cogen los libros prestados y se los llevan a casa para leerlos tranquilamente.

Esta iniciativa de maridar libros con fruta surgió en los años noventa cuando Fernández era empleado de la ya desaparecida "Frutas Castillo". "Cuando se dio el boom de la hostelería en Avilés la gente quería nuevos productos y no teníamos toda la información. No conocíamos todos los productos, tampoco existía internet y teníamos que buscarnos la vida. Decidí empezar a comprar libros porque la información solo estaba en ellos", explica Fernández.

En principio, los libros eran para que el frutero se documentara y pudiera dar una respuesta amplia al cliente, pero Fernández, apasionado de las publicaciones sobre gastronomía, decidió que sería mejor instalar un pequeño espacio en la frutería para los libros, así el propio cliente podría consultar lo que quisiera en cualquier momento. Según explica Fernández, el boom de los inmigrantes también contribuyó a esta iniciativa. "Cada inmigrante llamaba a un producto de manera distinta y era un caos. Necesitábamos información", cuenta.

Cuando "Frutas Castillo" cerró, muchos de sus empleados, con Fernández Martín a la cabeza, fundaron "Frucasa" y continuaron con la filosofía de los libros. Fernández es el principal impulsor de esta iniciativa y todas las publicaciones que hay en la frutería han sido recopiladas por él a lo largo de varios años, eso no quita para que todos los empleados de la tienda sepan perfectamente donde está situado cada libro para así poder dar una respuesta inmediata a los clientes que presenten dudas.

Muchas personas que entran en la frutería se quedan sorprendidas cuando se fijan en las estanterías hasta los topes de libros y siempre, según Fernández, plantean la pregunta del millón: "¿Pero esto lo vendéis?". El frutero aclara que no se trata de una librería: "Lo de los libros es más ocio que negocio. Lo hago porque soy un enamorado de los libros de gastronomía y también me sirve para mi negocio". La frutería permite que los clientes interesados se puedan llevar prestados los libros que quieran. "Si nos los piden y hay confianza les dejamos los libros, no hacemos ni recibo ni nada porque no olvidamos que esto es una frutería", detalla Fernández.

Este frutero dedica parte del poco tiempo libre que tiene a recopilar nuevos libros y artículos sobre frutas que va añadiendo a su biblioteca. Fernández también aprovecha para invitar a su frutería a cualquier persona que tenga un libro sobre gastronomía y quiera donarlo "No es obsesión por el coleccionismo, es entretenimiento que me llena y me compensa después del estrés del trabajo", confiesa.

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