Yulian Pechenyi se labra un nombre propio en la música y lo hace con sello avilesino. Este músico ucraniano, que lleva desde hace 19 años en la ciudad (es profesor de violín y viola en el Conservatorio Julián Orbón), está a punto de ver cumplido uno de sus sueños: como ganador de un prestigioso concurso de composición en su país, la Orquesta de la Radio y Televisión de Ucrania estrenará una pieza sinfónica suya. Todo ello en el marco del festival número 26 de música clásica de la asociación de compositores ucranianos, de la que Pechenyi es miembro.

Prácticamente los 500 miembros de la asociación habían presentado sus obras a concurso, así que su selección, por parte del tribunal, es un motivo de orgullo. El día 28 de septiembre, Yulian Pechenyi y su familia regresarán a su tierra para presenciar en Kiev el concierto. "Claro que iré", sonríe. El festival dura dos semanas, y tendrá en el estreno de la obra del compositor afincado en Avilés uno de sus momentos más destacados.

Yulian Pechenyi lleva componiendo "toda la vida". Pero el periodo avilesino fue poco fructífero en obras, hasta ahora. "Empecé ahora otra vez, cuando los hijos crecieron", explica. Cuando llegó a Avilés con su mujer, y comenzó a dar clases en el conservatorio, sus dos hijos -que también tienen formación musical- eran pequeños, y le dejaban poco tiempo para la composición.

"Poema sinfónico Tuk-tuk-tuk" es el singular título de la obra premiada. Y ese nombre está lleno de significado. "Tuk-tuk-tuk" significa, para muchos ucranianos los tres golpes en la puerta de la Gestapo para llevarse a los presos políticos por las noches. Por eso cuando oían la llamada, los tres golpes en la puerta resultaban terribles. Uno de sus músicos de referencia, Shostakovich, tenía tanto miedo a escuchar este sonido en su puerta que, según cuenta Pechenyi, tenía siempre a mano pan tostado, por si tenía que salir de casa precipitadamente. "Su música no era bien recibida, políticamente no pasaba los test", explica.

Pero el "Tuk-tuk-tuk" tiene más connotaciones. Durante la segunda mitad del siglo XX, para evadir la censura, esta expresión servía para dar a entender el entorno hostil en una empresa, por ejemplo. La obra habla también del conflicto entre la tecnocracia y el progreso, lo bueno y lo malo que traen, y el respecto a los valores y principios humanos. En su trabajo como artista, Pechenyi refleja esas tensiones que atenazan la libertad del hombre, bien sea con el contexto político de hace años, bien con las dificultades de la vida moderna. "La idea de este conflicto entre el desarrollo de la civilización y los valores humanos es muy importante. La idea de libertad es la que me inspira".

El compositor se muestra muy agradecido de las felicitaciones que recibió de sus compañeros y amigos tras conocerse el premio. "También me gusta que, como soy asturiano ahora, me presentaré en Kiev como compositor ucraniano y español". La composición es su pasión desde siempre. Pero ha cambiado mucho su manera de enfrentarse a ella respecto a los años en los que comenzaba. "Antes me gustaba hacer muchos experimentos, buscar sonidos que no existen. Ahora prefiero explicar lo que quiero decir. El mensaje es más importes. Y la idea de libertad es lo que quiero decir". Pechenyi no se pregunta por qué compone: "No puedo vivir sin ello".