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Día contra la explotación sexual

Sobre la celebración del 23 de septiembre contra el tráfico de mujeres y niños

Día contra la explotación sexual

Aprovechando el hecho de que hoy sea el día internacional contra la trata de personas, quiero decir alto y claro: "Ni una mujer, niña o niño más víctima de las redes de prostitución."

Las cifras son contundentes: Informe de Naciones Unidas, año 2000, se estimaba que cada año 4 millones de mujeres, niñas y niños ingresan en los prostíbulos del mundo para ser consumidos sexualmente. El 90% de los casos de trata y tráfico son de mujeres y niñas para prostituirlas.

Naciones Unidas, en el mismo informe, explica que durante 4 siglos, 11 millones de personas fueron reclutadas en África para el sistema esclavista, mientras que solamente en 10 años, más de 30 millones de mujeres, niñas y niños fueron víctimas del tráfico de personas con fines sexuales en el Sudeste Asiático. La globalización del mercado del sexo, unida a la pobreza, expone a millones de mujeres, niñas y niños excluidos (la población más vulnerable) al riesgo de ser víctimas de tráfico y trata.

Considerar a la prostitución trabajo favorece la trata y la legalidad de proxenetas y rufianes, al convertir la explotación sexual en un negocio legal.

La postura de algunas organizaciones de derechos humanos es la misma que los llamados reglamentaristas, conservadores o modernos y liberales, continuadores todos de la tradición de considerar legítimo el uso sexual de las mujeres, en pos de la defensa de la mal llamada "libertad de elección", señalando a la prostitución como una de las formas de ejercicio de la sexualidad. Mal, muy mal.

¿Qué libertad? Sin duda, hablan de la libertad de los usuarios de prostitución. Para las mujeres, los servicios prestados en esas condiciones no constituyen prácticas sexuales mucho menos deseadas. Son prácticas de supervivencia. Se impone a las mujeres el acceso a su cuerpo por un precio.

¿Dónde está la libertad? Un consentimiento que encubre relaciones sociales de desigualdad entre mujeres y varones, pobres y ricos, adultos y niñas/os.

Las mujeres no "se prostituyen", son prostituidas por clientes y proxenetas protegidos por el Estado.

La relación entre cliente y mujer prostituida no es una relación laboral entre empleador y empleada ni entra dentro del campo del derecho del trabajo. El cliente, el que prostituye, le impone su cuerpo, su sexualidad y su placer a la mujer prostituida. El placer de ella no importa. No es un intercambio sexual recíproco, no se puede hablar de consentimiento en condiciones de profunda desigualdad.

Por todo esto, no se debe hacer distinción entre prostitución y trata forzada y voluntaria, ni entre prostitución infantil y adulta, ni diferenciar entre personas menores y mayores de 18 años. Estas distinciones legitiman prácticas de explotación sexual, transformándolas en aceptables y permisibles

La prostitución es el más violento punto de unión entre patriarcado y capitalismo, ya que reúne explotación económica y violencia de género, de hecho produce daños físicos y psíquicos difíciles de reparar y similares a procesos de extrema violencia como las guerras.

La prostitución se inscribe en las relaciones de opresión patriarcales, colocan a los varones del lado del dominio y a las mujeres de la sujeción; es una forma de violencia contra las mujeres y, por lo tanto, una violación de los Derechos Humanos. A esto le unimos la cuasi similitud de los espacios de trata versus prostitución, y no podemos más que afirmar que estas mujeres, niñas y niños son víctimas, en ausencia de la libertad necesaria dado que son "codificados", mera mercancía que se compra y se vende, y todo con un reconocimiento "social" mezquino que demuestra hasta que punto vivimos en una sociedad patriarcal.

Si una sociedad "reglamenta" la prostitución, está dando un mensaje de legitimidad al uso del cuerpo de las mujeres, niñas y niños, concediendo a los varones la autoridad moral y social para participar sin escrúpulos en la explotación mediante el pago? Cuerpo por Dinero, Dignidad por Dinero, Explotación por Dinero. De hecho, el tráfico de seres humanos y la trata con fines de prostitución se ha convertido en una "industria" floreciente y, qué casualidad, que se nutre de personas de países tan pobres que la explotación llega a normalizarse; prostitución y esclavitud que los países ricos aprovechan de la forma más insolidaria e inmoral.

Qué pena que quien puede acabar con este tráfico no ponga recursos y voluntad política.

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