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MARIO PRISUELOS | Pianista, ofreció ayer un concierto en la Sociedad Filarmónica Avilesina

"Marcial del Adalid es un desconocido para el público y también para los intérpretes"

"La música de este compositor es puro romanticismo y de una gran sensibilidad"

Mario Prisuelos, ayer, durante el concierto de la Sociedad Filarmónica Avilesina. RICARDO SOLÍS

El pianista Mario Prisuelos protagonizó ayer el segundo concierto de la temporada de la Sociedad Filarmónica Avilesina. El músico madrileño eligió para la ocasión un programa integrado por obras de Chopin (1810-1849) y Marcial del Adalid (1826-1881), compositor sobre el que ha grabado un disco con el sello Universal.

-¿Por qué la elección de Marcial del Adalid?

-Del Adalid fue un gran compositor romántico para piano español. Con este concierto intento ubicarlo en situación y tiempo con Chopin, uno de sus coetáneos además del compositor en el que se miraba y al que admiraba. Sin caer en la comparación, la idea es ver cuántos puntos en común tienen ambos autores.

-Estamos ante una figura muy poco conocida

-Hasta la fecha, Marcial del Adalid es un gran desconocido para el público en general, pero también para los propios intérpretes. Para mí ha sido una satisfacción trabajar en este proyecto propiciado con motivo del centenario de la Sociedad Filarmónica de Vigo y que tiene por objetivos recuperar y mostrar su música. Con el CD se pretende dejar un registro sonoro de su música y hacerla llegar al público.

-¿A qué se debe el olvido de este compositor?

-Parece como si en el siglo XIX no hubiera existido la música de cámara ni de piano, lo que es un error. Además de Adalid hay otros compositores, si bien él es el más romántico, el más europeísta. Absorbió lo que ocurría entonces, viajó mucho a Londres y París y conoció muy bien el trabajo de Chopin, Schumann o Liszt, que importó a España.

-Su producción se centra en el piano romántico pero también en la música popular gallega. ¿No es una combinación peculiar?

-Es cierto que tiene dos facetas que pueden parecer antagónicas, una muy internacional y otra más regional. Estudió con Moscheles en Londres, donde empezó su aprendizaje, y a partir de ahí viajó mucho por Europa. También vivió una temporada en Madrid y participó en la Sociedad de Conciertos. Y en su última etapa regresa a su Galicia natal y recupera el folklore. Creo que después de todo lo que ha aprendido y vivido fuera siente la necesidad de hacer un guiño a su tierra . No obstante, en su música noto un interés muy europeo.

-¿Cómo define la música de Del Adalid?

-Su música es puro romanticismo. En algunos momentos al oyente le puede recordar a Schumann, Liszt o Mendelssohn pero al final te olvidas de todas las corrientes y ves que tiene una música muy particular y una sensibilidad para la melodía extraordinaria. Tiene su propio sello y aunque compuso para otras formaciones, el piano es su instrumento.

-¿Compuso obras escénicas?

-Una ópera: Inés y Bianca. Fue una de las frustraciones de su vida ya que tuvo la oportunidad de estrenarla y en el último momento se truncó.

-¿Hay otros compositores olvidados y que requerirían su reconocimiento?

-Sí, sobre todo del siglo XIX: Masarnau, Guelbenzu.. Hay una serie de compositores que merecen la pena ser descubiertos. En esa tarea, los propios intérpretes tenemos un deber moral. Personalmente, dentro de mi repertorio dedico gran parte a la música actual, a mostrar compositores desconocidos o a veces conocidos pero que no llegan al público. Esto exige un esfuerzo grande.

-Hable del programa que ofreció ayer en la Casa de Cultura.

-Se trata de una selección de obras que han conectado conmigo, que me apetecía tocar pero además es una muestra de la estética y estilística de la música de Marcial del Adalid para que el espectador tenga una idea global de su trayectoria.

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