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Clases al ritmo de los mejores maestros

El colegio San Fernando logra una licencia para que sus alumnos disfruten del material audiovisual de la Filarmónica de Berlín

Estudiantes del colegio San Fernando, durante una de las clases basadas en la Filarmónica de Berlín. RICARDO SOLÍS

"¿Qué diferencia hay entre el violín y la viola?" "¿Es más grande el contrabajo o el violonchelo?" "¿De qué está hecho un arco?" "¿Dónde se guarda el arpa?" "¿Quién es el músico que saluda al director de orquesta y se sienta a su izquierda?" "¿Por qué meten la mano dentro de la trompa?" Éstas son algunas de las muchas preguntas que los alumnos del colegio San Fernando plantean a Lucía Suárez Hevia mientras explica la clasificación de los instrumentos y su disposición en la orquesta. Para captar la atención de los jóvenes, fijar el aprendizaje y hacer de la música una asignatura amena y entretenida, la profesora se apoya en la proyección de vídeos de la plataforma digital de la Filarmónica de Berlín. "Todos los años sortean un número de licencias gratuitas entre los centros educativos, dando así la posibilidad de acceder a conciertos, óperas, entrevistas, películas, documentales... de una altísima calidad técnica", señala la docente y también flautista. A cambio de la concesión de este permiso, la prestigiosa formación musical alemana quiere conocer el uso que el colegio avilesino hace de el servicio. Por eso, Lucía Suárez Hevia enviará a la capital alemana un resumen de la actividad durante el curso, que acompañará fotografías de los jóvenes.

La clase de música se desarrolla en español e inglés. Los alumnos se acercan a los instrumentos de viento, cuerda y percusión en ambos idiomas mientras la banda sonora de la película "La guerra de las galaxias", del estadounidense John Williams, interpretada por la Filarmónica de Berlín, invade el aula con el regocijo de los estudiantes. Sus miradas se centran en una pantalla que ofrece imágenes de los distintos grupos de instrumentos. Todos reconocen de inmediato el violín, el piano, la flauta, la trompeta o el arpa y así lo manifiestan con entusiasmo. No ocurre lo mismo con la tuba, el fagot o el oboe, entre otros, extraños para la mayoría. Y el desconocimiento se acrecienta al ser preguntados por la marimba, si bien al observarla y escuchar su sonido dicen recordarle al xilófono.

La clase es participativa de principio a fin, los alumnos preguntan sin cesar sobre los instrumentos y cuantos aspectos despiertan su atención. "¿El arpa es de oro?", quiere saber un estudiante ante su brillo dorado. El silencio sólo llega al aula en el momento de, a petición de la profesora, escribir en la libreta el nombre de los instrumentos que van apareciendo en la siguiente grabación: "Guía de orquesta para jóvenes", de Benjamin Britten, obra compuesta por encargo de la BBC para que la población juvenil conozca el orden de la orquesta. Una pieza didáctica que Lucía Suárez Hevia utiliza en clase por su eficacia, dice.

Así, a la par que suena cada instrumento y los alumnos ven en la pantalla, anotan aquellos que ya reconocen al tiempo que continúan lanzando al aire una batería de dudas. En este sentido, la imagen de los timbales con varias baquetas perfectamente alineadas despierta la curiosidad de uno de los niños: "¿Por qué hay tantas?. ¿se rompen fácilmente?". "No, porque cada una suena diferente", responde Hevia para a continuación explicar, con la aparición del látigo, el origen de este nombre. "Escuchad el sonido que emite. ¿No imita al de un látigo? De ahí viene", comenta. Inmediatamente, los alumnos repiten el movimiento de brazos que el músico de la Filarmónica de Berlín realiza al tocar este instrumento de percusión consistente en dos maderas articuladas por un extremo que producen un sonido seco y fuerte. El buen humor reina entre los estudiantes de música.

La figura del director, sus gestos y actitudes también sorprenden al joven auditorio del San Fernando. "¿Por qué se mueve tanto?. Acaba sudando", señala un niño. "Porque tiene que transmitir emociones a los músicos", aclara Lucía Suárez Hevia, que también les explica quien es el concertino o primer violín y cuál es su labor en la orquesta: "Tiene unas funciones muy importantes. Se encarga de que todos los instrumentos estén afinados, es el enlace entre el director y los músicos y antes de empezar a tocar advierte a sus compañeros cuándo hay que subir el arco".

Cuando la música cesa y la clase llega a su fin, los estudiantes permanecen unos minutos pensativos ante lo aprendido. Entonces, Sergio Coronas confiesa que le llamó la atención la inquietud del director, a Enol Pérez la compenetración de la orquesta -"está muy organizada"- y a Carmen García el sonido imponente de la trompa y que el músico meta la mano en la boca del tubo que se asemeja a una campana. Poco a poco, estos jóvenes, con la ayuda de las nuevas tecnologías, dan un paso adelante en el conocimiento de la música. "El objetivo es que se familiaricen desde pequeños con la música", concluye la profesora, que alterna el uso de la plataforma digital de la Filarmónica de Berlín con la lectura de partituras y la interpretación de obras sencillas a la flauta, el xilófono e incluso el piano. Una combinación perfectamente armonizada para los alumnos.

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