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La figura de la semana | Nacho Martínez Suárez | Jefe de Protocolo del Ayuntamiento de Avilés

El asesor municipal que quería cantar

El jefe de Protocolo del Ayuntamiento, que puso voz al grupo "Trafalgar", tiene entre sus pasiones el bricolaje y los paseos con su perra "Costa"

Nacho Martínez, en El Carbayedo, con su perra "Costa". ricardo solís

"Costa, Costa, ven aquí", se le escucha pronunciar prácticamente a diario a Nacho Martínez Suárez. Al jefe de Protocolo del Ayuntamiento, uno de los funcionarios más veteranos de la Casa Consistorial, se le suele ver pasear por El Carbayedo, purito en mano, con su inseparable mascota, una perra de aguas "guapísima y muy cariñosa que si fuera persona tendría la capacidad de llevarse bien con todo el mundo". Los paseos con "Costa", el bricolaje y la música son las principales aficiones de este funcionario de carrera que desde 1991 se encarga del protocolo de la actividad municipal y que llegó a probar suerte con la música en Madrid durante la década de los setenta, cuando ponía voz al grupo "Trafalgar".

De padre castrillonense y madre candasina, Nacho Martínez nació en 1957 en una de las casas de San Juan de Nieva de la Real Compañía Asturiana de Minas, en la que su progenitor era responsable de mantenimiento. Estudió en las Escuelas de Arnao: "Nos examinaban de geografía en el mapa del patio. La formación era manjoniana, basada en los principios educativos del Padre Manjón", explica. Por aquel entonces, era un niño muy tímido y estudioso, de los que brillaban por sus inmejorables notas. Cursó hasta cuarto de Bachillerato elemental en el instituto de Salinas, donde iba a clase con el político Gaspar Llamazares y el doctor Jesús Bernardo. Y, de Salinas, al Carreño Miranda (compartió pupitre con el ahora concejal socialista Raúl Marquínez) de Avilés, ciudad en la que dejó a un lado la timidez y se convirtió en el hombre afable y extrovertido que sigue siendo hoy.

El Nacho adolescente ya era un gran aficionado a la música, mundo en el que se adentró a los quince años con "Barbacoa", luego "Trafalgar". Lo suyo era cantar, y lo hizo hasta más allá de los Pirineos. En 1973, los integrantes del grupo se montaron en una furgoneta rumbo a Suiza para tocar para los emigrantes españoles en un acto organizado por la comunidad gallega. "Nos anunciaron como la 'Orquesta Trafalgar de Vigo' y a otros de Valencia como si fueran de La Coruña. Así que se pasaron toda la noche pidiéndonos que tocáramos 'Puerto de Vigo'. Por supuesto, no la teníamos, y acabamos confesando", relata.

Fue uno de los impulsores del Antroxu y uno de los protagonistas del himno del Avilés, junto a Julio Gilsanz (guitarra) y Tino di Geraldo (batería). A los 19 años, incluso llegó a intentar probar suerte en Madrid. "Para allá me fui con Julio Gilsanz, que llegó a tocar con Ramoncín, y Luis Amor . Era el año 75, recién muerto Franco, Madrid estaba muy revuelto. Me vine al año. Había mucha competencia. Me di cuenta de que no era tan bueno como pensaba y me tiraba mucho la novia", reconoce Martínez, que también fue socorrista en las playas de Castrillón junto al actual capitán de la Guardia Civil de Avilés, Mariano Revuelta.

Con 20 años, se casó con la que es su esposa, Fica Escudero, con la que ha tenido un hijo, y se dejó bigote para aparentar más edad. Se lo quitó hace un par de años, pero lo ha recuperado. "Me vi ante el espejo y no me reconocí", asevera. ¿Y cómo llegó al Ayuntamiento? "Trabajé un año en Cristalería. Ya estaba casado y tuve a mi hijo a los 21 años. Mi suegro, José Luis Escudero de la Vega, trabajaba en el Ayuntamiento, me dijo que iba a salir una plaza, me presenté, la saqué y hasta hoy", explica.

Ingresó en el Consistorio en 1981 con la categoría de regente y, seis años después, pasó a ocupar el puesto de jefe de Protocolo, en el que continúa: "Justo Ureña llevaba este asunto y me pidió que le echase una mano en un acto con motivo de la visita de Bob Martínez, gobernador de La Florida. El entonces alcalde, Manuel Ponga, me propuso hacer un curso en Gijón que impartía el jefe de Protocolo de la Fundación Príncipe de Asturias, y así empecé en esto".

Autor del libro "Protocolo en la administración local" y premio al mejor profesional de protocolo en Asturias en 2007, ha trabajado con todos los alcaldes avilesinos de la democracia y ha experimentado cada uno de los cambios que se han producido en el día a día municipal. Se ha codeado con innumerables personalidades y, de todas ellas, se queda con Federico Mayor Zaragoza (fue ministro y director general de la Unesco), "una persona muy abierta y afable". "En la mayoría de los casos son personas cercanas y comprensivas, con las que se puede mantener una conversación normal", asevera. También hubo una decepción, pero no confiesa: "Eso no se puede decir".

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