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Portavoz de IU en el Ayuntamiento de Avilés

El fracaso de Mariví

El debate sobre las facturas pendientes y las tensas relaciones entre el gobierno local y la oposición

El pasado mes de junio, llegaba a la Alcaldía Mariví Monteserín. Pero lo hacía únicamente por imperativo legal, dado que obtuvo en el Pleno menos apoyos que los que recibió el candidato de Somos. Pero la Alcaldesa no sólo gobierna en precario por ese motivo sino también porque su partido actualmente sólo representa a una minoría de la sociedad avilesina. Prueba de ello es que, en las elecciones generales, el PSOE quedó en tercera posición en Avilés.

La nueva Alcaldesa ha dado pruebas más que sobradas de que no tiene los pies en el suelo, de no ser consciente de sus limitaciones políticas, de las incapacidades del equipo con el que trabaja y del escaso margen de maniobra con el que cuenta. La esencia del problema que Mariví se niega a encarar es que los avilesinos con su voto nos han recetado diálogo y que con sólo 8 de 25 concejales resulta imposible gobernar Avilés. En los nueve meses que la Alcaldesa lleva en el cargo, ha actuado como si la obligación de la oposición fuera la de decir amén a todos sus propuestas, lo que ha terminado por hartar a todo el mundo y por provocar nefastas consecuencias para la gobernabilidad de Avilés y para la propia calidad de la democracia municipal.

El Pleno de un Ayuntamiento es un lugar para el debate de ideas, el diálogo y la toma de decisiones. Por eso, una Alcaldesa demócrata nunca debería intentar coartar la libertad de voto de los ediles, como acaba de ocurrir en Avilés con el tema de los reconocimientos de crédito. A la oposición no nos quedó más remedio que rechazar la aprobación, en bloque, del pago de unas facturas atrasadas que fueron gestionadas de forma tan anormal como chapucera.

Los 17 ediles de la oposición tenemos nuestra acta, no porque alguien nos la haya regalado, sino porque así lo ha decidido un parte mayoritaria del electorado avilesino, y sólo a ellos y a nuestro programa electoral nos debemos. La defensa de las reglas de juego democráticas nos llevó a agruparnos en un plante a partidos tan políticamente opuestos como PP, Ciudadanos, Somos, IU y Ganemos. Toda la oposición hemos considerado necesario dar una respuesta colectiva al zafio intento de patrimonialización de las instituciones del PSOE. Por eso, abandonamos el Pleno. Un plante así es algo tan excepcional que es la primera vez que ocurre en la historia de la democracia avilesina. De no ser la Alcaldesa como es y no estar inmunizada contra cualquier atisbo de autocrítica, se debería plantear qué parte de responsabilidad le corresponde por indignar y movilizar en su contra a toda la oposición.

Pero una vez más, la soberbia mueve a la imprudencia. En un despliegue de incoherencia, el portavoz socialista criticaba al PP "un partido de gobierno por abandonar el Pleno conjuntamente con los radicales antisistema", al tiempo que acusaba a la oposición de intentar bloquear el Ayuntamiento. Se olvida interesadamente de que, en democracia, lo que cuenta es la voluntad de la ciudadanía y que los concejales que abandonamos el pleno tenemos el triple de respaldo social, contabilizado en votos, que los que se quedaron.

Independientemente de lo que pase con las facturas, las provocaciones y las constantes salidas de tono del gobierno municipal me resultan inexplicables en el actual contexto de negociación presupuestaria. Cualquiera que tenga unas mínimas nociones de estrategia sabe que uno nunca descalifica ni desafía a unos interlocutores con los que quiere pactar. Por eso, todo apunta a que lo que verdaderamente pretende la Alcaldesa es justificar la prórroga presupuestaria reventando cualquier posibilidad de acuerdo.

Lo ocurrido en Avilés, después de las elecciones municipales, sólo tiene un nombre: fracaso. Mariví ha demostrado que gobernar Avilés le queda grande. Por eso, pienso que debería dimitir. Pero si no lo hace, por sensatez y responsabilidad, debería abandonar su política de elefante en cacharrería y abrir un proceso de diálogo sin condiciones para intentar sacar a nuestra ciudad del actual atolladero político y para darle al gobierno municipal la estabilidad que necesita para impulsar el desarrollo de Avilés.

Por parte de Izquierda Unida le reiteramos nuestro ofrecimiento a comprometernos en un proyecto de ciudad progresista consensuado sobre la base de las políticas de rescate social, la defensa de los servicios públicos, la transparencia, la lucha contra la corrupción y la participación ciudadana.

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