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NATALIA SUÁREZ | Doctora en Psicología, profesora asociada del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo

"Los niños que hacen los deberes rinden mejor si se trata de una cantidad razonable"

"Las tareas académicas sirven para crear hábito de estudio y reforzar los contenidos aprendidos en la clase"

Natalia Suárez Fernández. R. SOLÍS

Los deberes se han convertido en un polémico asunto de debate dentro del ámbito educativo. Una mesa redonda celebrada ayer en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones desglosó los distintos aspectos de las tareas académicas. En la misma participó Natalia Suárez Fernández, doctora en Psicología de la Universidad de Oviedo y autora de la tesis doctoral sobre los deberes y su relación con el rendimiento escolar.

-¿España tiene un problema con los deberes?

-Es difícil dar una respuesta general. Habrá casos particulares donde se concentran muchos deberes, pero no creo que la situación esté muy extendida.

-El país no sale bien parado en las evaluaciones internacionales sobre este tema.

-España tiene un alto índice de fracaso escolar pero no está explicado en su totalidad por los deberes; viene determinado por muchos factores. No se puede atribuir a los deberes la tasa actual.

-¿Somos de los países con mayor volumen de deberes?

-Hay estudios que indican que quizás dedicamos más tiempo que otros países a los deberes y que tenemos un volumen elevado.

-¿Considera justificadas las quejas de padres y alumnos?

-Habrá niños que están saturados y los padres se quejan. Los deberes no es un tema cuya solución se base en la cantidad y sí en la calidad. Deben ser razonables. De ser así no tienen porqué generar estrés en los alumnos. Los padres basan este asunto en que no se están abordando los deberes de la forma correcta.

-¿En qué medida afectan al rendimiento escolar?

-Los resultados de nuestra investigación señalan que los niños que hacen los deberes rinden mejor. Esto ocurre si se trata de una cantidad razonable; si por el contrario es excesiva, sería contraproducente. Tanto nuestro estudio como otros avalan tal idea.

-Los defensores de los deberes dicen que son un entrenamiento para la memoria y el hábito de estudio

-Es cierto, poseen esas virtudes. Sirven para crear hábito de estudio y poner en práctica aquello aprendido en clase. Pero tienen que ser en un numero razonable y no por decreto. No tiene porqué haberlos todos los días. Es una herramienta del profesor con una finalidad; que no se pierda el sentido de ese objetivo, que no se prescriba para tener a los alumnos ocupados.

-¿Considera exagerada esa sensación de presión que dicen padecen los estudiantes con tantos deberes?

-Hemos hecho una investigación con 2.000 alumnos de toda Asturias, desde quinto de Primaria hasta cuarto de Secundaria, y cuando preguntamos a los estudiantes nos encontramos respuestas de todo tipo, ya que cada profesor tiene potestad para organizar este asunto según su criterio. Es una cuestión intra aula, no del centro educativo ni de la ciudad.

-La Organización Mundial de la Salud dice que pueden afectar a la salud.

-Obviamente, si la cantidad es excesiva es malo. No se puede privar a un niño del ocio, de jugar, socializar... No puede llegarse al punto de que los deberes ocupen todo el tiempo libre de la vida de un niño. Creo que la situación no llega a tales extremos.

-¿El exceso de deberes crea tensiones familiares?

-Claro que sí. En muchas familias suponen una batalla campal cada tarde. Cuando no son adecuados, los padres no saben cómo ayudar a sus hijos ni cómo afrontarlos. Eso genera presión.

-¿Los padres deberían implicarse en las tareas?

-Implicarse está bien, pero no de cualquier modo. Implicarse no quiere decir hacer los deberes de los hijos. Tampoco es adecuado mantener una conducta ultracontroladora. Lo adecuado es proporcionar al niño el apoyo necesario para que esté a gusto y trabaje bien. Los padres no tienen que asumir que los deberes son una tarea para ellos, son de los hijos.

-¿Los deberes son incompatibles con el horario de los padres?

-Me imagino que este asunto es uno de los motivos que provocan las críticas de los padres hacia los deberes. La jornada laboral no les ayuda a hacerlos como les gustaría. Si llegan tarde a casa y tienen que echar una mano probablemente se eternicen y ello genere presión. Lo ideal es que el niño los pueda hacer solo. Una cosa es estar pendiente de que haga los deberes y otra tener que estar sentado en una silla en todo el proceso.

-¿Cuánto tiempo deberían pasar los niños haciendo las tareas?

-No hay una regla de oro. Los estudios dicen que más o menos sería el curso del niño multiplicado por diez minutos. Por ejemplo, para un niño de quinto de Primaria, no más de 50 minutos; para uno de sexto, no más de una hora. Es una estimación.

-Se demandan menos deberes pero los niños están sometidos a actividades extra escolares durante toda la semana. ¿Es conveniente tanta actividad?

-No sólo los deberes generan saturación. Las actividades extraescolares, como no son académicas, no las consideramos una carga y en exceso también pueden provocar estrés y saturar a los niños. Hay que conseguir un equilibrio. Si hay que hacer la tarea, que sea razonable para luego tener tiempo para jugar.

-¿La ley educativa contempla los deberes?

-Los contempla pero no hay unas reglas escritas. Se deja libertad de actuación.

-¿A qué edad deberían comenzar los deberes?

-No es una cuestión de la edad o del curso y sí de formar parte del proceso educativo. Es pertinente cuando el alumno puede afrontarlos sólo y con las explicaciones de clase.

-¿Existe una percepción distinta de los deberes entre los alumnos y las alumnas?

-No hay diferencia en cuanto al nivel de percepción, pero en el resultado del estudio detectamos que las niñas suelen hacer más deberes que los niños, tienen más implicación y mayor aprovechamiento del tiempo. Quizás la cuestión es que ellas son más disciplinadas.

-¿A qué conclusión ha llegado?

-Como he dicho, los deberes no es una cuestión de cantidad y sí de calidad. No estamos ante un sí o un no, un "a favor" o un "en contra". La idea es que sean útiles y persigan una finalidad: reforzar los contenidos de clase. Si la cantidad es adecuada, no tienen que generar conflictos.

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