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El Niemeyer tropieza en el mecenazgo

El proyecto cuatrianual del complejo advierte de la necesidad de incrementar la participación privada, las alianzas internacionales y la "desinstitucionalización"

Varios viandantes disfrutando de la plaza del Niemeyer. RICARDO SOLÍS

El director general del Centro Niemeyer, Carlos Cuadros, lleva más de año y medio en el cargo. El patronato de la fundación que administra el complejo cultural de la ría lo nombró el 17 de agosto de 2014 (tomó posesión de su cargo el 1 de septiembre siguiente). Fue elegido después de que su proyecto a desarrollar entre los años 2014 y 2017 se sometiera a examen concienzudo por parte del comité ejecutivo de este organismo. Tras superar el ecuador de su plan de trabajo, aún tiene por delante algunos retos importantes.

El centro se ha propuesta para el próximo año y medio "incrementar paulatinamente las vías de financiación externa" o "identificar el sector cultural de Avilés y el Principado de Asturias como uno de los principales agentes de participación ciudadana en el propio Centro". Y es que el "estricto control presupuestario" parece que está encarrilado, en tanto en cuanto, el Niemeyer sigue teniendo sobre sí la losa del plan de viabilidad (concluye en 2022) que obliga a pagar, entre otras facturas, una deuda generada durante la gestión del anterior gerente de 1,3 millones de euros y, además, a devolver al Principado 1,3 millones en subvenciones mal justificadas.

El plan de Cuadros tiene seis partes. Las claves están en la tercera, cuarta, quinta y sexta. Cuando habla de objetivos apunta un decálogo que desarrolla seguidamente. El tercero de ellos es el "control económico financiero". El director se compromete (y viene cumpliendo) a presentar "trimestralmente al patronato un seguimiento presupuestario". Esto lo considera "fundamental" ya que, según su criterio, el máximo órgano de la fundación puede "tomar decisiones de forma ágil y dinámica, lo que puede ayudar a la hora de corregir la difícil situación económica en la que se encuentra la entidad en estos momentos, y evitar situaciones financieras indeseadas en el futuro". Según ha podido saber este periódico, el director del Niemeyer se ha esforzado en este punto tanto como para dejar pasar de largo ofertas tan aplaudidas en la ciudad como el estreno del documental "Campaneros".

"Una de las atribuciones delegadas al director general es la exploración y la atracción de nuevos patronos privados, por supuesto, con la colaboración del patronato. La financiación pública del Niemeyer, obviamente, es conocida porque está en los presupuestos y entiendo que se tienen que atraer nuevos inversores...", explicó el presidente de la Fundación del Niemeyer, Vicente Domínguez, en una entrevista publicada por este periódico. Cuadros ya previó que este punto era principal para el desarrollo de las actividades que acoge el centro cultural. "Se buscará una diversificación financiera donde el patrocinio por parte de empresas privadas, la obtención de recursos mediante la comercialización de espacios y la autofinanciación de los proyectos vayan permitiendo la racionalización del gasto público", dice en su proyecto. Cuando llegó el grupo Daniel Alonso y la empresa Asturiana de Zinc eran los únicos representantes privados en el patronato.

"Nuestro proyecto se compromete a resultados palpables en el terreno cultura", asegura Cuadros en su proyecto. Para conseguir esto plantea -en el punto 8- la "desinstitucionalización" de las actividades con el fin de incrementar "el número de proyectos generados por la propia sociedad civil avilesina y asturiana". En paralelo a esto se plantea aumentar alianzas con centros equivalentes en el mundo. Cita, por ejemplo, el Lincoln Center. Cuadros tiene muy avanzado este punto: el Niemeyer no ha firmado con el Lincoln Center, pero sí con la Universidad de Oviedo, con el Festival de Teatro Clásico de Mérida o la Residencia de Estudiantes.

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