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La "tremenda liberación" de dar la espalda al alcohol

El colectivo local de Alcohólicos Anónimos, que hoy celebra su 81.º aniversario, presta servicio a un centenar de personas

Cuatro de los miembros de la comunidad de Alcohólicos Anónimos de Llaranes, en el local que sirve de sede al colectivo. RICARDO SOLÍS

Un centenar de personas, cada vez más jóvenes y un tercio aproximadamente mujeres, integra en la actualidad la comunidad avilesina de Alcohólicos Anónimos fiel a la premisa fundamental de la asociación fundada hace hoy 81 años: pasar sobrios las próximas 24 horas. Con motivo del aniversario, el colectivo organiza a las 19.00 horas de esta tarde una charla divulgativa en el centro sociocultural de Llaranes (calle Río Eo) a la que pueden acudir todos aquellos interesados en conocer el funcionamiento de Alcohólicos Anónimos y especialmente quieren crean tener un problema con la bebida.

Gente como C. o J. (el obligado anonimato obliga a identificarlos por las iniciales de sus nombres) tomaron en su día -el primero hace 24 años, el segundo hace apenas uno- la trascendental decisión de buscar ayuda en la comunidad de Alcohólicos Anónimos para enderezar sus vidas. A C. le había dejado su mujer; a J. fue su esposa precisamente la que le dio el empujón moral definitivo para cruzar la puerta, pues las veces que lo había intentando en solitario fracasó.

Los casos de C., J. y otras dos personas reunidas ayer por LA NUEVA ESPAÑA sirven para ilustrar el infierno del alcoholismo y la esperanza de saber que puede llevarse una vida al margen del alcohol. M. dio la espalda a la bebida tras un accidente de coche que casi le cuesta la vida; iba borracho. Z., la mujer del grupo, relata que decidió pedir ayuda al darse cuenta de que el alcohol la tenía secuestrada, transformándola en una persona irritable y por momentos insoportable; en su caso no hubo un detonante tan traumático como la ruptura matrimonial de C., una señal de que el alcoholismo se puede convertir en un problema sin falta de arruinar por completo la vida de una persona o hacer de ella un monigote, como le pasó a J., que más de una vez despertó en la cama de un hospital hecho una piltrafa humana y sin saber qué había pasado en las horas previas.

Los alcohólicos anónimos que atendieron al llamamiento de este diario llevan ahora vidas normales, excepto por el detalle de que se esmeran en mantenerse sobrios cada día y acuden con regularidad (dos días a la semana) a las reuniones del grupo, su segunda familia. En esos encuentros comparten vivencias, sentimientos, miedos, preocupaciones y pequeñas o grandes victorias, según los casos.

La política de Alcohólicos Anónimos es contraria al proselitismo, pero eso no impide que animen a quien desee recibir ayuda para salir del alcoholismo a contactar con la asociación. Es tan sencillo como llamar al teléfono 649 235 531; fue lo que hizo Z., que cuenta cómo sintió una "tremenda liberación" cuando logró por fin encauzar su vida, antes lastrada por el alcohol. En el caso de J., la sensación que experimentó tras entrar a la comunidad de Alcohólicos Anónimos fue de confianza y comprensión, lo que le faltaba para tomar las riendas de su vida.

Estos miembros del grupo local de alcohólicos anónimos convienen que la edad de iniciación al alcohol ha descendido, del mismo modo que se ceba más que antes con el colectivo femenino. Jóvenes o mayores, hombres o mujeres, todos son bienvenidos en la casa donde se da la espalda al alcohol para mirar de frente a la vida.

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