La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El avilesino que dio la nota en casa de Trump

"Fue divertido", dice el trompetista Guillermo García Cuesta tras actuar en la mansión floridana del magnate republicano

El avilesino Guillermo García Cuesta es trompetista, estudia en la Universidad de Lynn (Estados Unidos) y el pasado 1 de abril tocó en la mansión "Mar Alago", propiedad de Donald Trump, candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre en el país norteamericano. Actuó como parte de un quinteto de metal al que pertenece durante la gala anual que organiza la Asociación de las Artes y las Ciencias en la casa que el político posee en Palm Beach (Florida) para agradecerle su labor de mecenazgo. "Cuando íbamos en bus hacia la mansión, fui escuchando rancheras en el móvil, me hacía gracia tocar en la mansión de Donald Trump", relata el músico. "A ver si hay un muro", recuerda sobre las bromas que hacía con sus compañeros camino de la casa.

El salón donde tocó el avilesino el "Quinteto nº 3 d", de Viktor Ewald, "es super lujoso, con lámparas de araña y grandes ventanales". "Trump no estaba, debía estar de campaña", señala García Cuesta, que durante aquella jornada pudo conocer de primera mano al "invitado de honor de la gala", el que fuera primer trompetista de la filarmónica de Nueva York, Gerard Swcharz, que tras dejar su puesto comenzó a grabar discos, llegó a abandonar la trompeta y se dedicó después a dirigir orquestas. Ahora, es el titular de la sinfónica de Seattle y uno de los pioneros en música contemporánea. "Nos saludó y a mí me dijo que conocía mi papel en el quinteto", comenta orgulloso el asturiano, que le resultó curioso que el personal que trabajaba en la mansión del magnate era de origen latinoamericano; teniendo en cuenta que el líder republicano carga habitualmente contra la inmigración.

Tampoco los miembros del quintento del avilesino, salvo uno, son de origen estadounidense. El trompetista toca junto a un tuba nigeriano, Sodienye Finebone; un trombonista chino, Zogxi Li;, otro trompeta venezolano, Kevin Karabell; y Rob Williams, de Maryland (EE UU).

La mansión del candidato republicano está en la zona oeste de Palm Beach, en un espacio entre un lago y el mar. Tiene salida a una playa privada y "unas vistas increíbles". "Es una casa de estilo colonial, que tiene toques arábigos, barrocos, góticos. Trata de imitar muchos estilos a la vez, pero de cartón piedra", afirma el joven, que no dudó en comparar los muros de la casa de Trump con su villa natal. "Las piedras de los muros de Avilés llevan años y siglos aguantando, aquella mansión es como si la acabaran de hacer, esa fue mi impresión y todo ello sin tener ni idea de arquitectura", añade.

García Cuesta le contó la anécdota a un amigo suyo que es clarinetista. Éste le replicó que "no tenía principios". "¡En el fondo los músicos somos algo mercenarios! A pesar de no ser creyente, he tocado para instituciones religiosas. No tengo ningún remordimiento de conciencia. Hago música, no fabrico armas. Y no tendría problemas en tocar para Donald Trump", dice. "No obstante, ¿quién hizo América grande? Apenas hay nativos, no quedan", concluye en relación al lema del republicano. "Trump también es plebeyo, al fin y al cabo, desciende de emigrantes", concluye el joven, feliz por su experiencia.

Compartir el artículo

stats